Descubren el fósil de águila gigantesca, capaz de cazar canguros
En el sur de Australia, un equipo científico dio con el hallazgo de los restos fósiles de un águila gigantesca, que vivió hace aproximadamente 60 mil años y que contaba con poderosas garras de 30 centímetros, lo que le permitía cazar animales del tamaño de canguros.
El ave de presa más grande
Conocida como águila de Gaff, este animal llegó a contar con una envergadura de tres metros, un tamaño suficiente como para cazar "a un canguro gigante juvenil, a un ave no voladora de gran tamaño o a otras especies de la megafauna perdida de aquella época", según explicó el paleontólogo Trevor Worthy, de la Universidad de Flinders, Australia.
Así mismo, los científicos emparentaron al águila de Gaff con los buitres del Viejo Mundo, propios de África y Asia, y con el águila de Filipinas, que se alimenta de monos y está en peligro de extinción, al considerar que se trató del ave de presa más grande de la región continental australiana y, probablemente, el águila continental más grande del mundo.
28 fósiles de águila de Haast
A través de un comunicado, los científicos detallaron que este ejemplar era "casi tan grande como las águilas más grandes del mundo que se encontraron en su día en las islas de Nueva Zelanda y Cuba, incluida la enorme águila de Haast de Nueva Zelanda, extinta, de 13 kilogramos".
Esta comparación fue posible gracias al hallazgo que hace dos años hicieron los científicos, cuando encontraron 28 fósiles de águila de Haast en la cueva Mairs, durante una expedición que investigó una amplia zona en la que algunos expedicionarios habían descubierto previamente otros cuatro fósiles, en 1956 y 1969.
Recreando el esqueleto
Los restos fósiles del águila prehistórica, que debe su nombre a la paleontóloga australiana Priscilla Gaff, responsable de describir por primera vez sobre ellos en una tesis de máster en 2022, fueron comparados con otros fósiles hallados en otras regiones de Australia, hace más de 50 años.
"Nos hizo mucha ilusión encontrar muchos más huesos de gran parte del esqueleto para crear una mejor imagen y descripción de estas magníficas aves gigantes extinguidas hace mucho tiempo", detalló Ellen Mather, autora principal del estudio que se publicó en la revista científica Journal of Ornithology.