Inédito hallazgo en la Antártida: fragmentos de ámbar confirman que estuvo poblada de árboles
Un hallazgo sin precedentes, que confirma que el continente helado estuvo cubierto por bosques hace unos 90 millones de año.
Hallazgo inesperado en la Antártida
Un equipo de científicos ha encontrado fragmentos de ámbar en la Antártida, una sorpresa que aporta evidencia de un pasado mucho más verde en el continente. Este descubrimiento, realizado en la Expedición Polarstern PS104 en 2017, señala que hace 90 millones de años la Antártida estaba cubierta por bosques, desafiando nuestras ideas sobre su historia.
El estudio, publicado en la revista científica Antarctic Science, confirma que el ámbar se halló en una capa de lignito con polen y raíces fosilizadas. Los investigadores del Instituto Alfred Wegener, liderados por Johann P. Klages, aseguran que este es el primer hallazgo de ámbar en la Antártida, completando así el mapa de descubrimientos de este fósil en los siete continentes.
La Antártida y su pasado cretácico
Los fragmentos de ámbar antártico sugieren un clima templado en la región hace 90 millones de años, durante el período Cretácico. Entonces, el continente formaba parte de Gondwana, un supercontinente que incluía a América del Sur, África, Australia e India. En ese ecosistema, el paisaje antártico estaría dominado por coníferas y helechos, con bosques similares a los actuales de Nueva Zelanda.
Este clima cálido permitía la existencia de una densa vegetación en la Antártida, y los árboles exudaban resina que luego se transformaba en ámbar. El hallazgo permite reconstruir el paisaje de un continente en el que los ecosistemas eran ricos y complejos, distintos a los que conocemos hoy y en directa relación con el cambio climático actual.
El valor del ámbar en la paleontología
El ámbar es una resina fosilizada que puede preservar organismos diminutos, como insectos y restos de plantas, lo cual es invaluable para entender la vida antigua. Este material, de colores variados, se endurece con el tiempo y proporciona información sobre las condiciones ecológicas en el momento en que se formó, lo que resulta de gran valor científico.
El ámbar hallado en la Antártida ofrece una ventana única al pasado, y su estudio continúa brindando pistas sobre el clima cretácico. La región donde se encontró, cerca de los glaciares Thwaites y Pine Island, es clave para entender los cambios climáticos que afectaron al continente y cómo la vegetación prehistórica pudo adaptarse a esos cambios.