Bogotá es una ciudad de contrastes
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Bogotá es una ciudad que esconde muchísimas joyas, que no debes dejar de lado al momento de visitarla. Con una altura de casi 2.600 metros, la capital de Colombia conserva su arquitectura histórica conviviendo con la actual. El primer ejemplo de esta cultura colonial lo da el entorno de la Plaza Bolívar,en el barrio La Candelaria, donde los edificios que la rodean exponen el legado jesuita: las calles empedradas del Pasaje Rivas, los edificios coloniales y bares añosos demarcan el centro histórico y cultural.
Por este camino es casi obligada tu visita al Museo del Oro, el más importante de Colombia. Es impresiónatevermás de35.000 piezas en oro de gran belleza y enorme nivel de detalle, creadas por las culturas precolombinas donde se aprecia cómo se trabajaban los metales, la simbología y el uso que se les daba en la Colombia prehispánica. Recomendación: no te retires del museo sin visitar la sala “La Ofrenda”.
Continuando con el recorrido histórico en La Candelaria, no podemos negar que Fernando Botero es el artista colombiano más reconocido en el mundo de la escultura, por lo que también deberás visitar su museo.Bogotá le rinde homenaje a su embajador artístico exponiendo 123 obras del propio maestro, entre las cuales se hallan pinturas, dibujos y esculturas. En estas piezas apreciarás los rasgos característicos de su obra, su extraordinario dominio de la técnica, la ironía, la sensualidad y el manejo del volumen.Es de entrada gratuita y más de 1.000 personas lo recorren diariamente.
En la localidad de Santa Fe, muy cerca de La Candelaria, encontrarás la Casa Museo Quinta de Bolívar.La familia Portocarrero fue su propietaria hasta el 16 de junio de 1820, fecha en que el gobierno de la Nueva Granada la regaló al Libertador como muestra de gratitud por los servicios prestados a la causa de la independencia. Bolívar fue propietario de la quinta durante diez años, pero no la habitó mucho por tiempo. Adquirida nuevamente por el Estado en 1922 yrestaurada para convertirla en museo, hoy variados objetos personales, mobiliario y escritos de Bolívar permiten comprender parte de su vida y de la historia del continente. Capítulo aparte merecen sus hermosos jardines, un verdadero oasis en medio de la ciudad. Los domingos la entrada es gratuita.
Luego de tanto recorrido histórico,tu necesitad de probar una comida típica se volverá incontrolable. Y todo el que haya pasado por Bogotá, sabe que la zona de Chapineroofrece un abanico interminable de posibilidades. El Parque de la calle 93 es un centro gastronómico de moda, que reúne variadas propuestas en bares, cafés y pubs que rodean la plaza central.Si tu plan está en la cena, la Zona Rosa en un barrio exclusivo donde la oferta gastronómica y comercial acompaña a dos peatonales que se cruzan formando una T.
Todos dicen que para conocer la cultura de un pueblo, es necesario ir a una feria o mercado. En el Mercado de las Pulgas de Usaquén,encontrarás vendedores que animan las mañanas dominicales con artesanías, pinturas y carros ambulantes con riquísimas empanadas y mazorcas. Los días festivos siempre está rodeada de música y buen ambiente.
Para cerrar la tarde, qué mejor que vislumbrar los atardeceres desde lo alto del Cerro Monserrate. La subida por elteleférico es casi tan buena como la vista: desde lo alto apreciarás una extraordinaria vista panorámica de la ciudad.Una vez arriba,podrás visitar el Santuario del Señor Caído, importante centro de peregrinaciones hasta 1657. Hay tiendas de artesanías, restaurantes y puestos de comidas típicas como el canelazo, típico trago caliente con aguardiente, panela (bloque azucarado hecho con jugo de caña) y canela.
Bogotá es un lugar en el mundo donde historia, cultura, naturaleza y diversión coexisten de manera armónica y excitante.