Un espeluznante hallazgo en Noruega confirma una antigua leyenda vikinga
Según la Saga de Sverris, un texto noruego del siglo XIII, el grupo de rebeldes de los Bagler atacó el castillo de Sverresborg, en donde se encontraba el rey pasando el invierno de 1197. Los rebeldes arrojaron el cadáver de un hombre al pozo del castillo, y lo rellenaron con piedras, para así envenenar el suministro de agua de los asediados. Ese episodio se convirtió en “el hombre del pozo” y ahora, luego de un trabajo de años, ha dejado de ser una leyenda para convertirse en una historia comprobada.
El hombre del pozo
En 1938, se descubrió un esqueleto en el interior de un pozo del castillo, pero es hasta ahora, cuando casi todos los huesos han sido recuperados, que los análisis genéticos han permitido saber que los restos coinciden con la época de la Saga de Sverris. Se descubrió, además, que el individuo era un hombre de entre 35 y 40 años, robusto, y de una altura cercana a 180 cm, posiblemente enfermo de tuberculosis o silicosis.
Un caso histórico
Este hallazgo ha permitido no solo comprobar la veracidad de un antiguo relato vikingo, sino que se trata del caso más antiguo en el que se ha logrado obtener la información genómica de una persona mencionada en fuentes históricas antiguas, lo que se traduce en un verdadero hito que demuestra cómo la combinación de distintas ciencias como la arqueología, historia y genética pudo echar luz sobre el pasado de la civilización.