5 comidas de Perú que no puedes dejar de probar
Incluso cuando Perú alberga maravillas naturales, culturales y arqueológicas impresionantes, cualquiera que tenga la suerte de visitar este país solo puede pensar en una cosa, al menos la más urgente: ¡su comida!
Ceviche
Difundido internacionalmente, el ceviche peruano ha sido declarado Patrimonio Nacional y es festejado oficialmente cada 28 de junio. El platillo está basado en pescado o mariscos crudos, marinados en limón, cebolla morada, sal, ají limo, cilantros y pimienta.
Aunque puede resultar similar a los ceviches que se preparan en la costa del Pacífico sudamericano, el ceviche peruano se destaca por un exclusivo acompañamiento: camote y maíz frito.
Ají de gallina
Digno descendiente de la cruza entre la cultura incaica y la cultura española, este platillo se prepara con gallina desmenuzada y cocida, mezclada con leche evaporada, ají amarillo, cebolla, a lo que se agrega pan molido hasta obtener una consistencia cremosa.
Desde la época colonial, el ají de gallina se sirve con papas amarillas, aceitunas y huevo duro. Aunque puedan existir variantes, lo que nunca se altera es el picor sabroso.
Cuy Chactado
Conocido generalmente como conejillo de indias, el cuy es muy empleado en la gastronomía peruana. Originado durante la época de los incas , este plato posee un sabor suave que se obtiene del cuy frito en aceite.
El platillo se llama “chactar” porque al cuy se lo fríe con una piedra pesada encima, lo que hace que su cuerpo se aplane y evita que el aceite caliente lo curve. Suele acompañarse con papas o ensalada.
Papa a la Huancaína
Este platillo es servido típicamente como entrada y debe su nombre a la ciudad céntrica de Huancayo, en donde nació. Se prepara con cualquiera de las diversas especies de papa que se cultivan en Perú.
Las papas se cocinan y luego se cubren con una salsa de queso fresco, leche evaporada, aceite, sal y ají amarillo. El preparado se sirve sobre una cama de hojas de lechuga y se acompaña con aceitunas negras y huevo duro.
Suspiro limeño
Como postre, nada mejor que este platillo a base de leche evaporada, leche condensada y yemas de huevo hervidas a fuego lento. Todo ellos es cubierto con un merengue fusionado con vino dulce y canela.