La triste historia del adolescente que armó un “mini Chernobyl” en su propia casa
En 1994 tuvo lugar en los Estados Unidos uno de los episodios científicos más insólitos del siglo: la policía detuvo casi por casualidad a David Hahn, un chico de 17 años, y encontró en el baúl de su auto materiales radioactivos. Los oficiales se alarmaron y, cuando inspeccionaron su casa, descubrieron que el chico tenía en el cobertizo un laboratorio con un reactor nuclear en pleno funcionamiento.
Un reactor artesanal
Los investigadores descubrieron que David había sido un chico precoz con una pasión desbordante por la química, que había ido consiguiendo elementos químicos como el torio, radio, litio y americio, a partir de linternas antiguas, relojes, detectores de humo y baterías gastadas. Con el tiempo fue comprando, y también robando, materiales de laboratorio, con el objetivo de ver realizado su sueño de construir su propio reactor nuclear reproductor.
El triste final
Cuando las autoridades descubrieron el “mini Chernobyl” que David había construido en su cobertizo, procedieron a desmantelarlo por el riesgo que representaba para la salud de su familia y sus vecinos. Se cree que la exposición a la radiación sin el debido equipo de protección que experimentó David redujo considerablemente su esperanza de vida. Sin embargo, eso nunca se comprobó, ya que después de perder su reactor, la vida de David fue a la deriva, hasta que falleció por una mezcla letal de alcohol, fentanilo y difenhidramina, en 2017.