Fuerte tormenta geomagnética: llega a la Tierra la primera ola de plasma solar
Este jueves, al menos tres de las eyecciones de masa coronal (CME) que se detectaron el domingo y el miércoles han alcanzado la Tierra. Esto dará lugar a una tormenta geomagnética de nivel G2, que se espera aumente a nivel G3 para este viernes 1 de diciembre.
Dos días de tormenta
Varias eyecciones de masa coronal del Sol (CME) han enviado nubes de plasma solar hacia la Tierra, lo que ha desencadenado una intensa tormenta geomagnética prevista para dos días. Esta situación podría resultar en la presencia de auroras boreales y podría ocasionar interrupciones en señales de radio y GPS, según alerta el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA).
Este jueves, al menos tres de las eyecciones de masa coronal (CME) detectadas el domingo y el miércoles han alcanzado la Tierra, originando una tormenta geomagnética de nivel G2. Se pronostica que para este viernes 1 de diciembre aumente a nivel G3, siendo G5 el nivel más alto en la escala de la NOAA. Además, no se descarta la llegada de CME adicionales.
¿Qué puede suceder?
Una tormenta fuerte de clase G3 puede ocasionar interrupciones intermitentes en la navegación por satélite y la radio. Este martes, tras una potente erupción solar de clase M, el SWPC registró un evento moderado de apagón en la radio de alta frecuencia. La NOAA informa que la degradación de la señal de radio podría afectar la región oriental del océano Pacífico Sur mientras la llamarada estaba ocurriendo.
Es factible que en los próximos días ocurran más llamaradas de clase M y posiblemente se originen llamaradas de clase X, las más potentes conocidas. Estas llamaradas pueden liberar una cantidad de energía similar a la de 1.000 millones de bombas de hidrógeno, según datos de la NASA.
Información desde la NASA
La NASA advierte que tales llamaradas y las eyecciones de masa coronal (CME) asociadas pueden generar tormentas de radiación prolongadas, capaces de dañar satélites, sistemas de comunicación, e incluso tecnologías terrestres y redes eléctricas. Por ejemplo, las llamaradas de clase X registradas en diciembre de 2006 desencadenaron una CME que perturbó las señales GPS enviadas a receptores terrestres. Dada la situación actual, la NOAA ha publicado pronósticos del clima espacial con el objetivo de ayudar a los operadores de naves espaciales y proveedores de energía a preparar sus sistemas para posibles impactos.
Otro efecto de la intensa tormenta solar que afecta a la Tierra en estos días es la posibilidad de presenciar auroras boreales en regiones donde normalmente no suelen verse. Esto ocurre cuando las partículas cargadas impactan contra la atmósfera terrestre. Si bien las auroras boreales se observan típicamente alrededor de los polos del planeta, una tormenta solar poderosa puede hacer que aparezcan en latitudes más bajas.