Fieles aseguran que la Virgen lloró en una iglesia argentina del 1800 y el arzobispado evalúa el caso (FOTOS)
En la iglesia San Jerónimo de la ciudad de Coronda, provincia de Santa Fe, Argentina, la imagen de la Virgen Dolorosa fue centro de lo que, hasta el momento, fue calificado como un “hecho asombroso”. Según el testimonio de los fieles, la Virgen derramó lágrimas durante tres días, en diferentes ocasiones.
Un hecho asombroso
El fenómeno, que impactó de lleno en la comunidad santafesina y se amplificó por su repercusión en redes sociales, llevó al arzobispo local, monseñor Sergio Fenoy, a solicitar un informe pormenorizado sobre lo sucedido al párroco de la iglesia San Jerónimo, construida en 1837, Sergio Capoccetti.
Según detalló el arzobispo, “Estamos ante un hecho asombroso. También está vigente respetar la experiencia que han tenido estos fieles como un testimonio directo, porque sin duda habrá sido algo muy fuerte, como también la de aquellos que pudieron haber pasado en estos días por la parroquia y se detuvieron a rezar”.
Trabajo de discernimiento
Fenoy también explicó que, ante todo, es necesario “hacer un trabajo de discernimiento”, en alusión a los hechos, que comenzaron el viernes pasado, durante la noche, cuando los fieles reunidos en la parroquia San Jerónimo de Coronda participaban de una misa de sanación y fueron alertados por una niña de ocho años que señaló a la Virgen Dolorosa mientras comenzaba a llorar.
Según relataron los testigos, “de los ojos de la Virgen siguió brotando agua” durante varios minutos, hasta que todos comenzaron a rezar. “Nos acercamos todos a la Virgen, tocamos el llanto y era real. Parecía un sueño, pero fue muy verdadero. La miré y me lloré todo”, relató una de las testigos en la iglesia.
Otros testimonios
“Estaba terminando la misa y la nena se acercó a decirle al padre Capoccetti que la Virgen estaba llorando. Vimos caer las lágrimas de nuestra Madre querida. Fue una experiencia única y hermosa. Nunca me había pasado antes; lo presencié el viernes y también el sábado por la mañana”, detalló Liliana, presente durante la misa.
“Lo que se siente no se puede explicar con palabras, pero es algo de alegría y de paz. Creo que estamos pasando muchas cosas malas en el mundo y lo que nos quiere decir la Virgen es que tenemos que reflexionar, estar más unidos, y que no haya envidia ni rencores”, concluyó la feligresa.