Hallan señales del terrorífico megalodón en una cueva inundada de México

En las últimas décadas, las aguas profundas de México han sido escenario de un hallazgo paleontológico tan espectacular como terrorífico: los restos dentales de un antiguo megalodón, un gigantesco depredador marino.

Prehistórico rey de los mares

Aunque este evento tuvo lugar hace aproximadamente cuatro años, el hallazgo de los restos fósiles de un megalodón en una cueva inundada de México ha vuelto a captar la atención de la comunidad científica.

Este emocionante descubrimiento arroja nueva luz sobre la enigmática extinción de uno de los depredadores más imponentes que alguna vez surcó los océanos de la Tierra, un gigantesco tiburón que dominó los mares hace millones de años.

Aventura submarina

Los exploradores Kay Nicte Vilchis Zapata y Erick Sosa Rodríguez hicieron el asombroso hallazgo mientras realizaban una expedición espeleológica en la región de Cholul. En su inmersión en las profundidades de una cueva submarina, descubrieron un conjunto de fósiles, que corresponden a tres especies distintas de tiburones, entre las cuales destaca el temido megalodón.

En 2019, la espeleóloga Kay Vilchis Zapata realizó una inmersión submarina y se encontró con un descubrimiento sorprendente. "Estábamos explorando la pared marina cuando vi un objeto intrigante: un diente, el primero de muchos. Inicialmente, parecía pertenecer a un tiburón sierra", dijo la también fotógrafa en ese momento.

Enigmática extinción

Los expertos han estado persiguiendo respuestas para dilucidar los misterios en torno a la desaparición del megalodón. Los descubrimientos realizados en esta expedición ofrecen una valiosa perspectiva de la vida marina que floreció hace millones de años. Según las primeras evaluaciones, se estima que los dientes de esta formidable criatura marina tienen una antigüedad que oscila entre 5 y 2.5 millones de años.

A principios de año, una investigación en la revista "Proceedings Of The National Academy Of Sciences" arrojó nueva luz sobre el megalodón, revelando un aspecto fascinante: su temperatura corporal. Los científicos plantean la hipótesis de que este tiburón mantenía su temperatura corporal en torno a siete grados más cálida que el agua circundante, una característica que podría haber tenido un papel en su extinción hace aproximadamente 3.6 millones de años.