El terremoto que generó la ola más gigantesca jamás registrada
El 9 de julio de 1958, el mundo presenció uno de los eventos naturales más dramáticos de la historia: un terremoto de 7,9 en la escala Richter que sacudió la bahía de Lituya, ubicada en Alaska. Sin embargo, el problema central no estuvo ubicado en la intensidad del hecho, sino en la ola de más de medio kilómetro de altura que generó, siendo la más grande registrada hasta hoy.
Una actividad sísmica constante
Según los expertos ambientales, la bahía de Lituya está ubicada en una zona de constante actividad sísmica, y cada varias décadas sufre algún que otro terremoto considerable. Pero lo sucedido en 1958 tuvo otro factor en juego: un deslizamiento de roca que acabó en el agua y creó una ola devastadora.
La caída de una roca gigante
Si bien no existe documentación gráfica que certifique el momento del hecho ni herramientas que pudiesen haberlo registrado, sí pueden encontrarse evidencias posteriores. Los investigadores estiman la que roca habría caído desde unos 900 metros de altura, y su dimensión estaría cerca de los 30 millones de metros cúbicos.
La potencia del megatsunami
El megatsunami, una imponente columna de agua que alcanzó los 523 metros de altura y se desplazó a 200 kilómetros, terminó con la vida de 39 personas. Además, destruyó una gran cantidad de árboles nativos, ubicados en la parte inferior de las montañas, más cercano del mar, devastando la flora y vegetación que eran muy comunes en la zona.