El Mar Muerto se achica y deja extraños cráteres al descubierto
El Mar Muerto, situado entre Israel, Cisjordania y Jordania, perdió un tercio de su superficie desde la década de 19600 Cada año, se reduce un metro y deja al descubierto un paisaje que podría compararse con el de la luna: blanquecino por los residuos de sal y repleto de enormes cráteres.
Dolinas por doquier
A los cráteres que se forman por el retiro del agua, en fracciones de segundo y con hasta diez metros de profundidad, se los llama dolinas: ocurre cuando el agua salada deja placas de sal subterráneas que, con la lluvia y la infiltración del agua dulce, se disuelven y la tierra por encima de ellas se hunde.
Según Gidon Bromberg, director de la oenegé Ecopeace en Israel, las dolinas representan una "revancha de la naturaleza" por las "acciones inapropiadas del ser humano". Además, señaló que "no conseguiremos devolver el mar Muerto a su época dorada, pero pedimos que, por lo menos, su nivel se estabilice".