La ciencia explica por qué los padres olvidan a sus niños dentro del auto y cómo evitarlo
Sentirse como la peor madre, o el peor padre, es la sensación a menudo más frecuente entre los padres que alguna vez olvidaron a su hijo o hija en el automóvil aparcado, mientras compraban en el supermercado, o cumplían con alguna diligencia.
Algunos casos, especialmente los que cobran relevancia en los medios de comunicación, engendran una feroz crítica social, aunque la ciencia explica que no se trata de negligencia, sino de un comportamiento cerebral difícil de evitar ante el cambio de rutinas.
Por qué los hijos pueden quedar olvidados en el auto
Según un estudio de la Universidad del Sur de Florida, en consonancia con el consenso científico, en la gran mayoría de las ocasiones, los padres no olvidan a sus hijos dentro del auto por negligencia, sino por un cambio repentino en un hábito rutinario y cómo el cerebro y la memoria responden ante la situación.
El psicólogo David Diamond, miembro de la Universidad del Sur de Florida, dedica mucho tiempo al estudio de este tipo de circunstancias y, tras entrevistar y analizar a 50 familias que atravesaron el trauma de perder a un hijo en circunstancias de olvido dentro de un automóvil, logró identificar un mismo patrón de conducta.
“Todos los padres reportan haber sufrido un lapsus de memoria. Y casi todos se olvidaron de sus hijos en el auto después de cambiar su rutina, ya sea porque decidieron tomar una ruta diferente o porque tuvieron que llevar a los bebés a la guardería antes”, detalló Diamond al medio BBC News de Brasil.
De hecho, el psicólogo asegura que este tipo de olvidos es habitual cuando existe un cambio de rutina: “no son solo los padres los que pasan por esta situación: hay registros de pilotos de líneas aéreas que por estar tan acostumbrados a pilotar el mismo modelo de avión, se involucran en accidentes cuando les asignan otra aeronave”, aseguró.
El circuito cerebral, la razón de fondo
Diamond explicó que en el proceso de almacenar e invocar recuerdos, el cerebro emplea distintas regiones, y que en el caso de los olvidos ante un cambio de rutina, como el de padres que olvidan a sus niños en el auto, intervienen dos áreas cerebrales distintas, que entonces entra en competencia.
Según su investigación, el mecanismo principal que interviene en estos incidentes está sustentado por los ganglios basales, una parte del cerebro que funciona de manera subconsciente, por lo que emplea habilidades adquiridas o información anteriormente almacenada sin la necesidad de pensar activamente en lo que sucede.
“Los ganglios basales son nuestro piloto automático. Nos permiten, por ejemplo, conducir sin pensar en los movimientos de los pedales o la ruta exacta al trabajo”, explicó, inmediatamente antes de advertir que existe otro proceso cerebral, basado en el hipocampo y la corteza frontal, que permite procesar y retener información nueva.
Estos dos sistemas de memoria son tan diferentes como independientes: los ganglios basales funcionan automáticamente, mientras que el hipocampo requiere de una activación consciente para que la información adquirida pase a formar parte de los pensamientos autónomos.
Así, cuando los padres rompen con una rutina, el hipocampo se activa para procesar nueva información, aunque los ganglios basales continúan haciéndolos actuar en piloto automático, permitiendo que vayan al supermercado, por ejemplo, sin advertir que iban acompañados por sus hijos en el asiento trasero.
“En cierto modo, los ganglios basales y el hipocampo compiten dentro de nuestro cerebro. Y cuando una madre o padre olvidan a su hijo en el auto, significa que el hipocampo ha perdido la batalla”, concluyó Diamond, y advirtió que son propensos a este tipo de olvido los padres que atraviesan los primeros meses de vida de un hijo, ya que el estrés o la falta de sueño dañan el hipocampo, aunque los ganglios basales continúan funcionando normalmente.
¿Es posible evitar este tipo de olvido?
Según los científicos, la mejor recomendación para evitar este tipo de episodio es que los padres sean conscientes de que puede ocurrirle a cualquiera. “Es importante que sepan que casos como este son comunes, para que nunca dejen de verificar al menos dos veces si el niño todavía está en el automóvil antes de cerrar las puertas”, explicó Erika Tonelli, del Instituto Bem Cuidar y la organización Aldeias Infantis SOS.
Otra herramienta útil para este propósito es adquirir el hábito de dejar el bolso o alguna pertenencia personal en el asiento trasero del automóvil, junto a la silla del niño o bebé, de tal modo que al bajar sea casi obligatorio mirar hacia allí.
Además, han sido desarrolladas varias aplicaciones que incluyen un asistente del tipo “Recordatorio para niños”, y programas, como “BabyOnBoard”, que conectan al GPS del teléfono móvil y alertan con sonidos cuando el conductor estaciona para que no olvide revisar el asiento trasero.