Interestelar: confirman que el objeto estrellado en el océano Pacífico no viene de nuestro sistema solar
La ubicación del objeto IM1 fue establecida por los satélites del Departamento de Defensa estadounidense.
Expedición al sitio del objeto IM1
El equipo del Proyecto Galileo dedicó un año entero a la planificación de la expedición al lugar del impacto del meteoro interestelar IM1 en el océano Pacífico. La ubicación se determinó gracias a los sensores a bordo de satélites del Departamento de Defensa de los EE. UU., que registraron la luz del meteoro el 8 de enero de 2014. El desafío principal fue la recolección de esférulas del fondo marino a 1.600 metros de profundidad, en una zona de búsqueda de 11 kilómetros de longitud.
Para llevar a cabo la misión, se diseñó un trineo magnético anclado al barco Silver Star por un cable de 5 kilómetros de largo. Gracias a una financiación de 1,5 millones de dólares proporcionada por Charles Hoskinson, el equipo pudo llevar a cabo la expedición entre el 14 y el 28 de junio de 2023. Durante este tiempo, se recolectaron aproximadamente 850 esférulas de entre 0,1 y 1,3 milímetros de diámetro utilizando el trineo magnético.
Las muestras recuperadas
El análisis de las muestras, que tomó un año completo, se realizó con herramientas avanzadas de laboratorio, como analizadores de microfluorescencia de rayos X y espectrómetros de masas. Los resultados revelaron que el 78% de las esférulas tenían una composición similar al material primordial del sistema solar. Además, el 22% restante presentó una composición diferenciada, resultado del proceso de formación de planetas rocosos.
De las esférulas diferenciadas, el 10% mostró una composición química nunca antes vista, con concentraciones de elementos mil veces superiores a las habituales. Esta nueva categoría fue denominada "BeLaU". Los investigadores concluyeron que la composición de estas esférulas es distinta a la de cuerpos conocidos del sistema solar, lo que sugiere un origen interestelar.
Nueva expedición en 2025
La investigación aún plantea interrogantes sobre la naturaleza y el origen del meteoro IM1. Entre las preguntas pendientes están su antigüedad y si se trata de un objeto natural o artificial. Para obtener respuestas, el equipo del Proyecto Galileo está planeando una nueva expedición para el verano de 2025, en la que se utilizará un robot submarino, conocido como ROV Hércules, para buscar fragmentos más grandes del meteoro.
Este robot permitirá explorar en detalle el fondo marino, recolectar muestras más completas y evaluar las propiedades del material. Los científicos esperan que estos fragmentos puedan ofrecer información clave sobre la resistencia y las propiedades térmicas de IM1, que soportó un estrés atmosférico superior al de cualquier otro meteorito conocido.