Hechos científicos descritos en la Biblia
Desde hace siglos, se mantiene la puja entre el razonamiento lógico de la ciencia y la fe de quienes defienden a la Biblia como el libro sagrado más importante de la historia. Afirmar que predijo o se adelantó a ciertas leyes físicas o naturales, hoy comprobadas, no sería del todo correcto, pero existen algunas frases que evidencian el nivel de conocimiento sobre la naturaleza y las nociones que en aquel entonces se tenían como ciertas.
La forma en que está suspendida la Tierra en la galaxia (Job 26:7): “Dios Cuelga a la Tierra sobre nada”. Aunque eran varias las historias que decían que la Tierra estaba sobre los lomos de un elefante o de una tortuga, la Biblia hace referencia a que la Tierra no se sostenía sobre nada, sino que estaba suspendida en el espacio y se movía por acción de la gravedad y el Sol.
La existencia del átomo (Hebreos 11:3): “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Muchos estudiosos de la Biblia afirman que en las sagradas escrituras ya se hacía referencia a la partícula más minúscula de la materia conocida hasta el momento.
La redondez de la Tierra (Isaías 40:22): “Él es el que está sentado sobre la redondez de la tierra”. Durante varios siglos se tuvo la idea equivocada de que la Tierra era plana. Al parecer, Isaías ya tenía conocimientos sobre la redondez del planeta, que más tarde confirmarían viajeros y marinos.
Leyes de la naturaleza (Job 38:33): “¿Has llegado a conocer los estatutos de los cielos, o podrías tú poner su autoridad en la Tierra?”. Job daba a entender que nadie ni nada tiene la facultad de alterar el orden natural de las cosas; el Universo es un ente autónomo que funciona conforme a sus propias leyes.
El origen del agua y la lluvia (Job 36:27, 28): “Pues él atrae hacia arriba las gotas de agua; se filtran como lluvia para su neblina”. Hasta el siglo XVIII se pensaba que los ríos, lagos, manantiales y riachuelos se formaban gracias a corrientes subterráneas procedentes del mar. La Biblia ya evidenciaba un conocimiento sobre el ciclo del agua.
Fuente: culturacolectiva.com
Imagen:Shutterstock