Los escritos de Galileo Galilei que terminaron siendo usados para envolver fiambres

Durante la primavera de 1739, el intelectual italiano Giovan Battista Clemente Nelli se topó con un hallazgo increíble mientras realizaba sus compras en una tienda: un trozo de mortadela que había ordenado estaba envuelto en una carta de Galileo Galilei, una de las más grandes eminencias de la historia mundial. Pero, ¿cómo pudo eso haber sucedido?

Un tesoro heredado

Vincenzo Viviani, uno de los últimos discípulos de Galilei, se dio al trabajo de recopilar, tanto de los herederos como de otros, la mayor cantidad de obras posibles y resguardarlas. Cuando Viviani falleció, en 1737, su casa fue heredada por familiares que encontraron los manuscritos y decidieron trasladarlos o venderlos a los comerciantes para que los usen como envoltura, sin saber de qué trataban.

Un envoltorio peculiar

Años más tarde, Clemente Nelli se dio cuenta que el envoltorio era una carta escrita por Galilei, y decidió limpiarla y guardarla lo mejor posible. Rápidamente, corrió hacia la tienda donde compró la mortadela, preguntó sobre quién vendía este tipo de papel y le compró al tendero todos los escritos que tenía en su poder. 

Una reliquia completa

Tiempo más tarde, Nelli logró conocer el pozo de donde eran extraídos los textos y, en el año 1750, obtuvo todo el resto del preciado tesoro de Galilei. En definitiva, los que vendieron toda la documentación para envoltura, fueron los sobrinos nietos de Viviani, creyendo que simplemente se trataba de inútiles papeles sin ningún tipo de valor.