La increíble historia del hombre que salvó al mundo y nadie conoce
Esta es la historia de Stanislav Petrov, un hombre del que la mayor parte del mundo jamás oyó hablar, y que sin embargo salvó a la humanidad de un certero apocalipsis nuclear, hace 32 años.
Transcurría el año 1983 y la denominada Guerra Fría alcanzaba un pico máximo de tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. La noche del 25 de septiembre, el coronel Petrov, por entonces de 44 años, arribaba a su puesto de mando en el Centro de Alerta Temprana de la inteligencia militar, un punto neurálgico desde donde se coordinaba la defensa aeroespacial soviética. En realidad, al coronel le correspondía descansar aquella noche, pero fue convocado a último momento para suplir a un compañero con parte de enfermo.
Su trabajo era de vital importancia, aunque muy sencillo: debía analizar y verificar los datos proporcionados por los satélites ante un posible ataque nuclear de las fuerzas estadounidenses. Tenía instrucciones tan claras como precisas. Ante un alerta de ataque, debía informar inmediatamente a su superior, para que iniciara un contraataque masivo con misiles nucleares.
Apenas pasada la medianoche, a las 00:14 horas del 26 de septiembre de 1983, los sistemas de alerta se dispararon. Mientras las sirenas sonaban, el ordenador mostraba una placa roja con el mensaje fatal: 'ATAQUE DE MISIL NUCLEAR INMINENTE'. Desde las bases estadounidenses, un misil había sido lanzado. Petrov pidió a sus compañeros que mantuvieran la calma. Pensó que debía tratarse de un error; que Norteamérica estuviese atacando a la Unión Soviética con solamente un misil era ilógico. Cuando concluyó que se trataba de una falsa alarma, el sistema señaló el lanzamiento de dos nuevos misiles. Tras cinco minutos de plena adrenalina, el sistema ya contabilizaba cinco misiles en curso.
Por primera vez en la historia, la suerte de todo el planeta estaba en manos de un único hombre, que debía decidir en el transcurso de diez minutos si apretaba o no el 'botón rojo'. El coronel se aferró con valentía a su sentido común: Estados Unidos no podría estar lanzando esos misiles, porque de otra manera estaría sellando la aniquilación de su propia población, que aún no contaba con sistemas de defensa antimisiles.
Decidió reportar el caso como una falla en el sistema. Paralizados por el miedo, el coronel y los 120 hombres a su cargo contaban los minutos para el presunto impacto de los misiles, en caso de que la alarma fuera cierta. Repentinamente, las sirenas dejaron de sonar y todas las luces rojas se apagaron. La decisión de Petrov no sólo había sido correcta; había salvado al mundo.
A pesar de todo, pocos días después, el coronel fue reprendido severamente por no acatar las órdenes que tenía. Tras el colapso de la Unión Soviética, la historia se hizo conocida y los medios la difundieron. Stanislav Petrov fue condecorado con múltiples premios, aunque él mismo no se considera un héroe: "Ese era mi trabajo", señala. "Pero tuvimos la suerte de que fuera yo el del turno de la noche".