El misterio de Stoneman Willie, momificado accidentalmente hace 128 años, será finalmente revelado
Stoneman Willie, un carterista estadounidense con problemas de alcoholismo que dio ese falso nombre al momento de ser arrestado, murió en 1895 en la prisión de Reading, Pennsylvania. Al desconocerse su nombre real, sus familiares nunca pudieron enterarse de la noticia y, para peor, un empleado de la funeraria lo momificó por accidente.
Identidad revelada
El próximo sábado 7 de octubre marcará el cierre del extraordinario recorrido de Stoneman Willie, una momia que cuenta con una antigüedad de 128 años. Esta singular pieza ha ocupado un lugar destacado en la exposición de la funeraria Auman, ubicada en Reading, una localidad de tamaño reducido en el estado de Pensilvania, durante más de un siglo.
Así, durante una ceremonia que el pueblo viene esperando desde hace más de un siglo, la verdadera identidad de Stoneman Willie, hasta el momento desconocida, será finalmente revelada cuando su lápida deje ver el verdadero nombre.
Investigación exhaustiva
El enigma que rodeaba la verdadera historia de la legendaria momia se ha aclarado gracias a una minuciosa investigación en los archivos de la ciudad, allanando el camino para su revelación oficial durante la ceremonia de entierro, donde su nombre real será inscrito en su lápida.
Ataviado con un elegante traje formal, luciendo un impecable moño y destacando con una banda roja sobre su delgado torso, Willie emprendió su último recorrido por la ciudad. Su ataúd fue transportado en una carroza de motocicleta que desfiló por las principales calles de Reading como parte de las festividades conmemorativas del 275 aniversario de la localidad, según se informó.
Figura destacada
A lo largo de los años, Stoneman Willie se ha convertido en un enigmático y destacado personaje que ha desempeñado un papel central en la narrativa de Reading. "No lo consideramos simplemente una momia; lo vemos más bien como nuestro amigo Willie", señaló el director de la funeraria, Kyle Blankenbiller.
En 1895, Theodor Auman, propietario de la funeraria que lleva su nombre y experto en tanatopraxia (conservación temporal de cadáveres), recibió el cuerpo sin nombre de un hombre de 37 años que había fallecido en prisión y decidió embalsamarlo.