Una bacteria que come electricidad
Una investigación de científicos de Harvard ha develado esta extraña dieta en la Rhodopseudomonas palustres, una bacteria común. Esta característica sorprendió a los investigadores pero no del todo; si bien la idea visualizada en un cuerpo de tamaño similar al nuestro parece provenir de la ciencia ficción, que un pequeñísimo organismo viviente utilice electrones para diversas actividades es en cierta medida normal. Según el artículo publicado por la revista Nature, en este caso se da un proceso llamado Transferencia Extracelular de Electrones, que implica mover electrones dentro y fuera de las células; la bacteria en cuestión lo que hace es absorber la electricidad e incorporarla a su metabolismo de manera directa.
Usando la conectividad natural del terreno, extrae electrones de los minerales ubicados en el subsuelo sin moverse de la superficie, en donde absorbe la luz solar para producir energía. Peter Girguis, director de la investigación, explica que estas bacterias, que se sirven del hierro para obtener los electrones con los que producen energía, funcionan como “un cargador. Sabemos desde hace tiempo que los mundos aeróbico y anaeróbico interactúan a través de la difusión de elementos químicos dentro y fuera de sus dominios. Lo que hemos descubierto puede cambiar lo que pensamos sobre el modo en que ambos mundos se relacionan”. Como si fuera poco el extraño descubrimiento en sí, los investigadores detectaron también cuál es el gen que interviene en esta habilidad de “comer” electricidad, algo importante ya que permitiría en el futuro experimentar con esta función en otros organismos vivos.