Los líderes más sanguinarios de la Historia
Cuando se piensa en dictadores particularmente conocidos por su crueldad lindante con la locura y su conducta inhumana, acuden a la mente de inmediato los nombres de despóticos líderes del siglo XX, como Hitler, Mussolini o Stalin, entre otros; no obstante, el mal y la locura no son patrimonio del siglo XX: todas las épocas, así como todos los puntos cardinales, han tenido sus exponentes de poderosos sanguinarios, como bien lo demuestra esta breve lista.
Ranavalona I: tomó el trono de Madagascar en 1828 luego de asesinar a todos los descendientes de su marido, hasta convertirse en la única heredera. Su primera decisión fue romper los tratados internacionales firmados con las potencias extranjeras y expulsar de la isla a los extranjeros. Movilizó al ejército para perseguir a los cristianos, ejecutando a todos los que llevaran una biblia o lo profesaran en público, e implementó técnicas de tortura inéditas. La isla se sumió en tal aislamiento que su hijo, Radama II, llegó a pedir a Napoleón que la invadiera, pero Madagascar solo se volvió a abrir al mundo cuando falleció la reina.
Iván IV de Rusia: conocido como Iván El Terrible, luego de la muerte de una de sus siete esposas, en 1560, se convirtió en un zar extraordinariamente autoritario y desquiciado. Ante la traición del comandante del ejército occidental, el príncipe Kurbski, formó una temible guardia personal y policía estatal, con fines militares y represivos, mediante la cual ejecutó a miembros del clero y de las familias feudales rusas. Castigó con la pena de muerte a un príncipe acusado de participar en una orgía homosexual, y años más tarde atacó a la ciudad de Nóvgorod torturando, decapitando y empalando a miles de sus habitantes.
Vlad Dracúlea: Príncipe de Valaquia entre 1456 y 1462, pasó a la historia por su obsesión por el empalamiento, técnica de tortura y ejecución que ordenó emplear contra unas 100.000 personas. Se declaraba enemigo de los robos, las mentiras y el adulterio, y cuánto más alto era el rango del traidor, más duro era el castigo. Según algunas versiones, en él se habría basado el escritor Bram Stoker para crear a su célebre personaje, el Conde Drácula.
Leopoldo II de Bélgica: encargado de la producción de caucho en la colonia belga del Congo, Leopoldo esclavizó a la población indígena local; para aumentar la producción, los soldados belgas cobraban en función de las cantidades de caucho recolectado, por lo que los métodos de presión sobre los trabajadores se volvieron cada vez más brutales. Durante los años de Leopoldo fueron sometidos, torturados y exterminados unos diez millones de nativos del Congo.
Atila: el Rey de los Hunos, temible caudillo arrogante y caprichoso, definido como “la vara de la furia de Dios”, llegó a dominar desde Europa Central hasta el Mar Negro, y desde el río Danubio hasta el mar Báltico; temido enemigo del Imperio Romano, se decía de él que por donde pasaba ya no crecía la hierba, en referencia al pánico que generaba el devastador paso de su ejército.
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