La sorpresiva clave científica para conseguir pareja
Dos experimentos han coincidido en conceder, a la hora del enamoramiento, una vital importancia a un elemento que no es tan mencionado como fuente de amor: la adrenalina. El primero se llevó a cabo en dos puentes que cruzan el cañón del río Capilano, en Canadá: uno sólido, ancho y de poca altura; el otro, un viejo puente colgante de madera que tiembla a 70 metros de altura. Los voluntarios (todos varones) debían cruzar uno u otro puente; a mitad de camino los interceptaba una encuestadora que, una vez terminado el cuestionario, les daba su teléfono y los invitaba a que la llamaran. Nueve de los treinta y dos voluntarios que cruzaron el puente peligroso se sintieron atraídos por ella y la llamaron; del puente más seguro, sólo dos lo hicieron.
Este comportamiento se debe error al identificar la causa de lo que se siente: en este caso, las sensaciones externas del miedo son prácticamente iguales a las del acercamiento de alguien que resulta sexualmente atractivo. El otro experimento demostró que la alteración de la respiración y el latido cardiaco provocada por dos minutos de carrera hacía que un grupo de hombres viera más atractiva a una mujer en un vídeo. Esto se debe, también, a que la adrenalina y la dopamina liberadas por el cuero por efecto de la agitación son las mismas que se activan al desear a alguien.
FUENTE
ABC