La primera mujer cazafantasmas
Los historiadores afirman que las catástrofes humanitarias de comienzos del siglo XX (guerras y pandemias de escala global) impulsaron un resurgimiento, alrededor de la década de 1920, del espiritismo, la práctica concreta de comunicación con personas fallecidas, mediante intermediarios. Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, el detective racional por excelencia, abrazó la causa espiritista, que tuvo entre sus grandes enemigos a un amigo de Doyle: el famoso escapista Harry Houdini.
En ese contexto se desarrolló la increíble carrera de Rose Mackenberg, la cazafantasmas. Ella se dedicó, en realidad, a la caza de estafadores. Rose conoció a Houdini a fines de 1910 y lo impresionó con su inteligencia; rápidamente el artista del escape la invitó a sumarse a su equipo de detectives dedicados a desarticular fraudes espiritistas.
Este equipo viajaba junto a Houdini en sus giras y en cada pueblo descubrían a los estafadores, que en muchos casos eran expuestos públicamente durante los espectáculos. Esta tarea, de más está decir, le valió a Rose un gran número de enemigos. Por dicha razón, ella comenzó a perfeccionarse en el arte del disfraz, mimetizándose perfectamente con elestilo de las lugareñas de cada rincón de Norteamérica; aprendió todos los trucos para desenmascarar impostores, y se dedicó a enfrentar a quienes se aprovechaban con cinismo de la vulnerabilidad ajena.
Al momento de la muerte de Houdini, en 1926, Rose ya era la más experimentada entre sus discípulos, y durante las décadas posteriores se dedicó incansablemente a publicar sus investigaciones en medios de comunicación y brindar conferencias sobre su lucha ardua contra la estafa del espiritismo. A pesar de todo, admitió con resignación que a muchas personas no le bastan las evidencias para “dejar de creer” en ciertos engaños.
Fuente e imagen del cuerpo de la nota: ATLAS OBSCURA
Imagen principal: Shutterstock