La nueva carrera espacial: los viajes espaciales comerciales están más cerca que nunca.
El interés público en el espacio se esfumó en las décadas posteriores a la llegada del hombre a la Luna. Mientras los gobiernos frenaron su financiación, sin embargo, las empresas privadas han ido recientemente tomando el mando para empujar los límites del alcance humano.
Con enormes flujos de ingresos, provenientes de empresas de medios de comunicación como Virgin, de las líneas aéreas, las redes móviles y el gigante de las compras en línea Amazon, los ricos soñadores han estado viendo al espacio como la próxima frontera de sus conquistas.
Todo podría decirse que comenzó con la NASA adjudicándole a SpaceX, el bebé del padre emprendedor de PayPal, Elon Musk, un contrato de transporte durante el año 2006. Esencialmente, el gobierno de Estados Unidos accedió a permitirle al equipo de Musk transportar cosas al espacio para ellos. SpaceX se convirtió en la primera empresa privada en despegar y aterrizar con éxito una nave espacial en el 2010, con planes para misiones tripuladas a partir de 2017. En caso de que éstos esfuerzos tengan éxito, su atención se pondría en Marte. La financiación eventual de una colonia en Marte se piensa realizar con la construcción de satélites y servicios relacionados que se estima que comenzarán a funcionar en el año 2020.
Virgin Galactic está tras un futuro más aventurero. El más rico de los adictos a la adrenalina podrá dar un paseo en "aviones espaciales" para darse un chapuzón en los cielos. Mientras que el primero de dichos turistas pagó unos 20 millones de dólares por su asiento en 2001, los boletos para viajar en estas naves actualmente tendrán precios que comenzarán en los U$S250.000.
Sin embargo, con grandes objetivos vienen grandes contratiempos. El 31 de octubre de 2014 el SpaceShipTwo de Virgin Galactic se estrelló en un vuelo de prueba matando a uno de los dos pilotos. El accidente en el desierto de California eliminó el sueño de Branson de iniciar vuelos suborbitales a principios de este año. Sin embargo, Branson dijo que mientras él siguiera comprometido con el turismo espacial, "no empujaremos a ciegas".
Jeff Bezos de Amazon está adoptando un enfoque más de apoyo. Los incrementos en los desarrollos tecnológicos de Blue Origin están trayendo mejoras graduales en costo y confiabilidad a los esfuerzos espaciales privados. Aunque excepcionalmente tranquila y reservada sobre sus obras, la empresa parece haber tenido un papel en el suministro de motores cohetes y ayudó a empujar a la especie hacia las estrellas.
"Los desafíos técnicos de escapar de la gravedad terrestre correctamente y alcanzar la órbita nunca han sido triviales, y se agravan cuando se requiere una mayor confiabilidad y un menor costo", decía el sitio web a principios de 2013. "Estamos trabajando con paciencia, paso a paso, para llegar a estas metas a largo plazo."
La compañía propiedad de Bezos comenzará este año las pruebas de vuelo suborbitales de una nueva y sorprendente nave espacial llamada el Nuevo Shepard, innovadora debido al exitoso motor de cohete de la compañía.
Aunque supuestamente "a varios años de distancia", Blue Origin, en última instancia, pretende realizar vuelos pagos y académicos al espacio suborbital.
Un Bezos aún adolescente una vez habló de hoteles espaciales. El Bezos de hoy en día aparentemente aún sigue encantado con la idea.
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