La ciencia pone fin a un misterio milenario: logran filmar a las rocas movedizas del Valle de la Muerte en pleno desplazamiento
Fueron varias las décadas durante las que científicos y aficionados intentaron infructuosamente explicar cómo las piedras del Valle de la Muerte, en California, logran desplazarse, como por arte de magia, a través del desierto. Finalmente, tras arduas investigaciones, un equipo de expertos estadounidenses logró resolver definitivamente el misterio de las llamadas rocas movedizas.
Se trata de un grupo de científicos del Scripps Institution of Oceanography, al mando del doctor Richard D. Norris, que obtuvo, entre los meses de diciembre de 2013 y enero de 2014, las filmaciones que registran el suave deslizar de las rocas sobre la superficie del desierto californiano.
A través del registro, fue posible ratificar la hipótesis sostenida desde 2011 por el equipo del doctor Ralph D. Lorenz, del Laboratorio de física aplicada de la Universidad Johns Hopkins, cuyo equipo de investigación participó activamente en la reveladora filmación que hoy se conoce.
"La ciencia tiene a veces un elemento de suerte. Pensábamos que tendríamos que esperar entre cinco y diez años sin que nada se moviera, pero sólo habían pasado dos años de proyecto y estuvimos en el momento adecuado para ver qué sucedía en persona", sostuvo Norris.
Lorenz afirmaba que, en ocasiones, cuando la zona desértica de Racetrack es cubierta por una delgada capa de agua y cristales gélidos, algunas de sus rocas quedan parcialmente recubiertas de hielo, lo que facilita su desplazamiento sobre el fango helado, impulsadas por el viento.
A través de la investigación, fue posible corroborar que las rocas se mantienen en movimiento durante unos pocos segundos, en algunos casos, y hasta por un lapso de 16 minutos, en otros. Además, pudo observarse que algunas piedras logran trasladarse más de 60 metros, hasta detenerse.
A su vez, la filmación dio por tierra con las teorías que vinculaban el movimiento de las rocas con la acción de vientos huracanados. Por el contrario, pudo corroborarse que las piedras se mueven gracias al suave accionar de vientos muy leves, de unos 3 a 5 metros por segundo, ayudadas por hielos de menos de 5.3 milímetros de espesor.
Fuente: Clarín