El inquietante arte de fotografiar a los difuntos
Aunque actualmente pueda considerarse algo morboso, fotografiar a los difuntos era una manera de honrarlos y, de algún modo, atesorarlos, durante la época vitoriana, en Inglaterra, aunque también en otras partes del mundo.
Desde una perspectiva moderna, contemplar las fotografías de aquella época resulta a la vez inquietante y conmovedor. Familias posando junto a sus muertos, entre niños que parecen dormidos y damas fallecidas por tuberculosis, elegantemente arregladas, como si la enfermedad las hubiese matado y embellecido.
Es que, durante la época victoriana, la muerte rondaba a cada paso: epidemias de difteria, cólera y tifus vistieron de luto a la población inglesa. Además de las fotografías, se atesoraban mechones de cabello de los difuntos, que se usaban como anillos o en medallones. También eran comunes las máscaras mortuorias de cera y se incluían imágenes de los muertos en cuadros y esculturas.
A medida que la técnica y mecánica fotográfica evolucionó, se hizo más accesible y popular, por lo que, hacia mediados del siglo XIX, los retratos fotográficos de difuntos comenzaron a ser prácticamente parte del ritual funerario. En la mayoría de los casos, era la primera ocasión para tomar una fotografía de la familia, toda junta.
Con la paulatina disminución de la mortandad por epidemias, los retratos de difuntos comenzaron a tener menos demanda. Con el arribo de la fotografía doméstica, especialmente la instantánea, el arte de fotografiar a los muertos desapareció, en la medida en que las familias comenzaron a fotografiarse en vida.
Fuente e imágenes: BBC