Dos físicos rusos quieren reconstruir la torre Tesla para dar energía sin cables al mundo
Nikola Tesla nació el 10 de julio de 1856, en el pequeño pueblo de Smiljan, situado en la provincia montañosa de Gospić, en la actual Croacia, por entonces territorio del Imperio austrohúngaro. Su padre, Milutin Tesla, era un sacerdote ortodoxo de la iglesia serbia, que impulsó al pequeño Tesla en la vocación religiosa, aunque éste siempre se sintió más atraído hacia el instinto creador de su madre, Đuka Mandić, quien en ocasiones ocupaba su tiempo construyendo pequeños artefactos domésticos. Con una carrera en Ingeniería eléctrica inconclusa, hacia 1880, Tesla se trasladó a Praga para concurrir a clases en la Universidad Carolina; un año más tarde, se marchó a Hungría, a trabajar en la oficina central de telégrafos como dibujante técnico. En Budapest, descubrió el principio del campo magnético giratorio, lo que resultaría ser la base de sus motores y generadores eléctricos.
A partir de ello, Tesla desarrolló un conjunto de inventos y patentes sobre corriente alterna, transformadores y bobinas, verdaderamente revolucionarios: toda la industria eléctrica a nivel mundial comenzó a introducir los patrones delineados por este genio en crecimiento. En 1882, trabajó en la compañía Edison continental de París como detector de fallos en centrales eléctricas y, hacia 1883, fue trasladado a Estrasburgo, para elaborar el primer motor de inducción eléctrico de la historia. Impresionado por el trabajo de Tesla, Charles Batchelor, Gerente General de la compañía, escribió una carta recomendatoria a uno de los científicos más reconocidos del momento, Thomas Alva Edison. La misma decía; «conozco a dos grandes hombres, usted es uno de ellos; el otro es este joven».
Tras una breve y fructífera época de trabajos conjuntos, la sociedad terminó abruptamente. Se dice que una de las grandes diferencias entre Tesla y Edison fue el amplio y acabado conocimiento que el primero tenía sobre el campo de las matemáticas, lo que le permitió vaticinar que los sistemas de distribución de corriente eléctrica debían ser polifásicos y en una modalidad alterna, frente a la corriente continua que propulsaba Edison. En 1885, Tesla fundó su propia empresa, Electric Light & Manufacturing company, pero una crisis profunda en la economía mundial puso en jaque su proyecto. Si bien George Westinghouse salió a su rescate, a cambio de quedarse con algunas de las patentes más importantes, Tesla vio truncado uno de sus sueños más anhelados: la transmisión inalámbrica de energía para todo el mundo. De los 800 inventos registrados por Tesla, aún hoy, muchos no han sido llevados a la práctica. Precursor de todas las transmisiones inalámbricas, en tiempo real y en un espacio virtual, Nikola Tesla murió solo, en un hotel de Nueva York, a raíz de un paro cardíaco, el 7 de enero de 1943. Hoy, a mas de 70 años de su muerte, y habiendo dejado un legado tecnológico que ha cambiado la vida de prácticamente toda la humanidad, dos científicos rusos planean llevar a cabo el mas ambicioso de sus anhelos: la energía eléctrica inalámbrica.