Cuatro quesos franceses imprescindibles, aunque poco conocidos
Para muchos, la gastronomía francesa es sinónimo de elegancia, calidad y buen gusto. Entre la variedad de lácteos, vinos de calidad premium y un refinado champagne, existe un producto que se lleva todas las miradas: el queso. Aquí te mostramos aquellos considerados “imprescindibles”, que no podrías dejar de probar si alguna vez viajas a Francia.
Morbier
El queso morbier es reconocido por tener una delgada capa de ceniza oscura que divide en dos a la horma. Antiguamente, la división servía para que a la primera parte del queso no le saliera corteza. Los pastores no llegaban a cubrir el molde en su totalidad con el ordeño matutino, por ende utilizaban una capa de carbón vegetal para bloquear esa corteza rellenar con el ordeño vespertino.
Coeur de Neufchâtel
Según una leyenda histórica, las jóvenes francesas regalaban este queso como símbolo de su amor a los soldados ingleses. De hecho, su forma tan particular la transformó en un referente para los regalos de San Valentín. Tiene una textura suave y cremosa cuando está fresco, pero puede afinar y envejecer, convirtiéndose en un producto más intenso y algo picante.
Époisses
Es un queso de pasta no prensado pero corteza lavada, de origen borgoñón, habitualmente elaborado con leche cruda de vaca. Para su realización, los especialistas lavan la horma con sal, para sacar el moho, y luego con un aguardiente local intensifican su sabor y aroma. Se trata de un queso fuerte con reminiscencias de alcohol pero también de notas picantes.
Valençay
Es un queso de cabra, cubierto de ceniza y con forma de pirámide, que rinde culto a un lugar histórico: Valençay, el pueblo famoso que tiene un palacio donde Napoleón se alojó a su regreso de las campañas africanas. Es un queso cremoso, elaborado con leche cruda de cabra, no tan picante ni ácido como los nombrados anteriormente, por la cobertura de ceniza de carbón vegetal.