Revolucionaria hipótesis: el suicidio podría vincularse con parásitos y microbios que alteran el comportamiento
Aunque la gran mayoría de las enfermedades se explican a través de una combinación de factores, y si bien cualquier comportamiento humano se vincula con el entorno personal, últimamente la ciencia se encuentra investigando algunas variables que podrían ser determinantes para, por ejemplo, el suicidio.
Influir en el comportamiento
El suicidio, como muchos otros comportamientos, no es una exclusividad de los humanos, explica el psiquiatra Antonio Petri, de la Universidad de Cagliari, Italia, quien lleva 40 años de publicaciones científicas sobre esta cuestión y ha encontrado numerosas especies cuyos especímenes, en determinadas circunstancias, llegan a quitarse la vida.
Sobre la base de esta serie de estudios, existen otras investigaciones que han encontrado vínculos inquietantes en la acción de determinados parásitos y cómo influyen en la voluntad de un individuo hasta el extremo de llevarlo a quitarse la vida en beneficio del propio patógeno que lo invade.
El caso de la toxoplasmosis
La hipótesis de un parásito capaz de manipular la voluntad de su huésped encuentra cada vez más y mayores evidencias científicas, entre las que sobresale el Toxoplasma gondii, protozoo responsable de la toxoplasmosis, que necesita pasar por el aparato digestivo de un felino para completar su ciclo de vida y entonces manipula el olfato del ratón para que, en vez de huir, se acerque a los gatos.
Algunos investigadores creen que este tipo de interacción entre parásitos y huéspedes también podría alcanzar al ser humano, hasta el punto de que estadísticamente la toxoplasmosis se relaciona con la esquizofrenia, el intento de suicidio, la depresión y otras enfermedades neuropsiquiátricas, adjudicando un incremento en el riesgo de quitarse la vida de un 43 por ciento en personas infectadas.
Otros parásitos
José Ramón Alonso, neurocientífico de la Universidad de Salamanca, España, asegura que "la gente implicada en accidentes de tráfico está más infectada por Toxoplasma que la población general […] A menudo contamos la ciencia como si ya supiéramos todo y tuviésemos todas las repuestas, pero lo cierto es que a veces surge una nueva idea que cambia las reglas de juego", sugiere el experto.
Los ejemplos en el mundo animal son abundantes, desde sapos infectados por un tipo de nematodo que los hace permanecer a orillas del agua, hasta saltamontes que se arrojan al agua, con riesgo de ahogarse, para satisfacer las necesidades de un gusano parásito que se ve favorecido por el medio acuoso.