Macak, el gato que puso a Nikola Tesla en contacto con la electricidad
Luego de muchos años en el olvido, el nombre de Nikola Tesla comenzó a ser reconocido y admirado como uno de los mayores genios de la historia humana. En la actualidad se sabe mucho sobre su vida, pero uno de sus datos más curiosos, directamente relacionado con lo que después sería su gran objeto de estudio, no es conocido por todo el mundo: Tesla descubrió la electricidad a través de su gato Macak.
El gato Macak
Según cuenta su biógrafa, Margaret Cheney, Tesla relató en una carta que, cuando tenía tres años y durante una tormenta de nieve, acarició el lomo de su gato negro y vio como “saltaban crepitantes chispas que se oían por toda la habitación”. El pequeño Tesla fue a contarle lo sucedido a su padre y éste le contestó: “Se trata de electricidad”. Esa misma noche, Tesla observó al gato en la oscuridad y vio que su pelaje era rodeado por “un aura, similar a la de la cabeza de los santos”.
Un gigantesco gato
Desde ese momento, la idea de la electricidad se instaló en la mente de Tesla, quien confesó que llegó a preguntarse: “¿Será acaso la naturaleza como un gigantesco gato? Si así fuera, ¿Quién le acariciaba el lomo?”. Su conclusión de juventud fue que “sólo podía ser cosa de Dios”. Tal fue el germen de los estudios de Tesla y de los inventos que cambiarían para siempre la historia del planeta.