Los europeos comieron momias durante siglos para curar sus enfermedades
En la Europa del siglo XI se propagó una de las costumbres más extrañas y bizarras de la historia: comer momias como remedio para las enfermedades. Según los investigadores actuales, esta costumbre comenzó a partir de una serie de malos entendidos, y del error de traducción de una palabra de origen árabe: mumia.
El origen del error
La mumia era una sustancia de origen persa que se filtraba del asfalto de roca negra y que se utilizaba con fines médicos. En el mundo árabe, la mumia era, además de cara, muy apreciada por su eficacia. El problema fue que algunos traductores de los siglos XI y XII creyeron que la palabra mumia refería a una sustancia proveniente de los cuerpos conservados en las tumbas egipcias. De este modo, la sociedad europea de aquella época, que ya estaba fascinada con los hallazgos del Antiguo Egipto, creyó que los cuerpos de las momias tenían facultades curativas.
Siglos de equivocación
Durante los siguientes siglos, en Europa existió un comercio de momias para ser utilizadas como medicina. Muchos médicos y curanderos recomendaban el consumo de polvo de momia, o de partes del cuerpo, para curar desde un simple dolor de cabeza hasta infartos. Fue hasta el siglo XIX cuando, a partir de la prohibición de exportar antigüedades, que esta bizarra costumbre cayó en desuso.