El búnker de Hitler: ¿qué pasó y por qué nadie lo puede visitar?
Adolf Hitler concluyó sus doce años en el poder con un escueto testamento que dictó a su secretaria personal, Traudl Junge, desde los subsuelos del Führerbunker, una red de túneles que conformaban un refugio antiaéreo enterrado a casi nueve metros, en los jardines de la Cancillería en Berlín.
“Para evitar la vergüenza de la destitución o de la capitulación, mi esposa y yo elegimos la muerte”, sentenció Hitler, que desde el 16 de enero de 1945, poco antes de asumir la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, se había refugiado en su búnker y no había vuelto a salir.
El Führerbunker
Bajo los terrenos que comprendía la Cancillería de Alemania en Berlín, se construyeron dos refugios anti bomba. El primero fue erigido en 1936, cuando nadie imaginaba todavía una invasión a Polonia, o la guerra con la Unión Soviética, ni mucho menos aún los atroces campos de exterminio.
Enterrado a más de cinco metros de profundidad, con una extensión de más de 300 metros cuadrados y un techo de hormigón de 1.60 metros de espesor, el búnker, al que todos llamaban Vorbunker, tenía pequeñas habitaciones, una sala con generadores eléctricos, comunicaciones, cocina y alacena.
En 1943, comenzó a construirse el segundo búnker a casi nueve metros bajo la Cancillería alemana de Berlín, con una salida de emergencia hacia los jardines, algo que Hitler aprovechó en varias ocasiones para salir a airearse y aliviar los efectos del aire viciado por la humedad, los hongos y olores nauseabundos generados por decenas de personas allí refugiadas.
Contaba con generadores eléctricos a diésel, pero, a diferencia del primer búnker, el Führerbunker se construyó bajo nivel freático y entonces los desagües solían taparse mientras la humedad filtraba a través de las paredes de hormigón, lo que sucedió por la sencilla razón de que jamás fue diseñado para vivienda, sino solo como un refugio temporal.
Después del suicidio de Hitler y Eva Braun
La madrugada del domingo 29 de abril de 1945, inmediatamente después de casarse con su pareja, Eva Braun, en el Führerbunker, Hitler comenzó a dictar a su secretaria su última voluntad y breve testamento. Al día siguiente, alrededor de las 15.30 horas, los recién casados se suicidaron en su habitación.
Transcurrieron 48 horas, hasta que el ejército soviético tomó definitivamente la ciudad de Berlín y la guerra para Alemania llegó a su fin. En 1947, aunque los soviéticos destruyeron la Cancillería de Berlín e intentaron dinamitar el búnker, la compleja red de túneles bajo tierra se mantuvo prácticamente intacta.
Hacia 1959, Alemania Oriental comenzó a demoler el entramado que conformaba los búnkeres y a rellenarlos parcialmente, hasta que, en 1989, con la caída del Muro de Berlín, Alemania reunificada inició nuevas excavaciones con el propósito de demoler definitivamente el refugio antiaéreo.
Hasta 2006, cuando se decidió señalizarlo en ocasión del Mundial de Fútbol del cual Alemania fue sede, la zona de los búnkeres permaneció sin ningún tipo de identificación, especialmente para evitar que el lugar se transformara en un centro de peregrinación neonazi. Hoy, aunque es inaccesible al público, se estima que permanecen intactas varias salas del Führerbunker.