Estudio revela la verdadera razón por la que los egipcios momificaban a sus muertos
Un artículo publicado por la revista científica Live Science, informa que, a diferencia de lo que se creyó por mucho tiempo, la civilización del Antiguo Egipto no momificaba el cuerpo de los muertos para preservarlos en el tiempo.
Guiar al difunto
Campbell Price, científico del Museo de la Universidad de Manchester, en Reino Unido, explica que, en realidad, el complejo método de momificación desarrollado por los antiguos egipcios, así como todo el ritual en torno al entierro, buscaba guiar al fallecido en su camino hacia la divinidad.
Además, sostiene que la idea errónea que se tenía acerca del objetivo de la momificación egipcia nació durante la época victoriana, en el siglo XIX, cuando los investigadores dedujeron que los métodos desarrollados para momificar a una persona, similares a los que se empleaban para preservar pescados, buscaban en definitiva la preservación.
La clave del natrón
"La idea de conservar el pescado es comerlo en el futuro", explica Price en la publicación de Live Science, "y asumieron que lo que se le hacía al cuerpo humano, era el mismo tratamiento que a los peces". Sin embargo, la sustancia salina empleada para la momificación de los cuerpos en el Antiguo Egipto era distinta a la que se usaba para conservar la carne de los peces.
Para la momificación, se usaba una sustancia conocida como natrón, una mezcla natural a base de carbonato de sodio, bicarbonato de sodio, cloruro de sodio y sulfato de sodio, muy abundantes en lagos cercanos al río Nilo, lo que en conjunto representaba el ingrediente principal en la momificación.
Una estatua divina
"También sabemos que el natrón se usaba en los rituales de los templos y se aplicaba a las estatuas de los dioses", asegura Price, "hay que fijarse en el incienso y la mirra: aparecen en la historia cristiana de Jesús y fueron regalos de los Reyes Magos", señala el experto en alusión a que los antiguos egipcios sabían que estos eran ofrendas apropiadas para los dioses.
"Es apropiado quemar incienso en un templo porque es la casa de un dios y hace que el espacio sea divino. Pero cuando se usan resinas de incienso en el cuerpo, se está divinizando al cuerpo y convirtiéndolo en un ser divino. No necesariamente se lo está conservando", explica Price.