Descubren una impresionante estatua maya del dios de la muerte Ah Puch "El apestoso" (FOTOS)
La estatua maya dedicada al dios de la “flatulencia”, podría tener 2.300 años de antigüedad.
Una ciudad maya oculta en la selva
Balamkú es una antigua ciudad maya que tuvo su auge desde el periodo Preclásico Tardío, aproximadamente hacia el 300 a.C., hasta el Clásico Terminal, alrededor de los años 800 a 1000 d.C. Esta zona arqueológica, que abarca cerca de 25 hectáreas, incluye pirámides, un juego de pelota, plazas y múltiples construcciones que aún esperan ser exploradas. Recientemente, Balamkú ha captado la atención por un importante descubrimiento vinculado a las obras del Tren Maya en la estación Calakmul, ubicada a 3.5 kilómetros de distancia del sitio.
Durante estas excavaciones, se ha revelado un complejo palaciego destacado por su estructura circular de 4.40 metros de diámetro. Construida con rocas trapezoidales, esta edificación contenía ofrendas que incluían dientes humanos, fragmentos de cráneos, cerámica y una escultura de 25 centímetros del dios maya Ah Puch, una deidad asociada con la muerte.
Balamkú y el estilo arquitectónico de Campeche
Juan Jesús Guadalupe García Ramírez, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló que el conjunto arquitectónico encontrado guarda similitudes con los estilos observados en los sitios arqueológicos de Río Bec y Chenes, todos ubicados en Campeche. Esto sugiere una conexión cultural entre estas ciudades mayas, tanto en términos de arquitectura como de creencias religiosas.
El descubrimiento del complejo, vinculado posiblemente a Balamkú, abre nuevas vías para comprender la importancia de este asentamiento. Aunque aún queda mucho por explorar, las excavaciones actuales revelan una ciudad profundamente enraizada en las tradiciones mayas, con características similares a las de otras ciudades de la región.
Ah Puch: el dios de la muerte
Ah Puch, también conocido como Cizin, era el dios de la muerte y los terremotos en la mitología maya, y su nombre en español puede interpretarse como "el apestoso" o "el hediondo". Esta deidad ocupaba el último nivel del Xibalbá, el inframundo maya. Los arqueólogos sugieren que el complejo descubierto podría haber estado dedicado a este dios, dada la presencia de la escultura y las ofrendas relacionadas.
La estatua de Ah Puch, tallada en piedra caliza, muestra atributos típicos de esta deidad, como un gran falo, una deformación craneal y restos de pigmentos rojos. Además, lleva un antifaz de cráneo, una nariguera y un pectoral, elementos distintivos de su iconografía. Para conservar este hallazgo, los arqueólogos han comenzado el proceso de desmantelamiento de las estructuras para su posterior reubicación en un museo interactivo, donde se exhibirán al público y se contextualizarán dentro de la cultura maya.