Ya existe fecha para resucitar al mamut: 2028
La compañía biotecnológica Colossal Biosciences, mundialmente reconocida por sus planes de resucitar especies extintas tales como el mamut, el dodo o el tigre de Tasmania, anunció que el mamut podría volver a la vida hacia finales del año 2027 o principios de 2028, como máximo.
La especie perfecta
Si bien Colossal Biosciences trabaja sobre el caso de tres especies, su prioridad principal es el mamut, extinto hace unos pocos miles de años, ya que existen restos prácticamente intactos, como las crías de mamut congeladas en el permafrost siberiano, que brindan una fuente genética viable para el proyecto, además de contar con especies cercanas, como el elefante africano, que podrían aportar embriones compatibles.
Par lograr recuperar a los mamuts, los científicos emplean la conocida técnica de edición de genes llamada CRISPR, que a partir del ADN de los restos de mamuts hallados en el Ártico, completó el material genético faltante con genes del elefante moderno, especie con la que el mamut comparte un 99.6 por ciento de código genético.
Una especie beneficiosa para la Tierra
Según anunció la compañía, tan pronto se logre crear un embrión viable, el proyecto estará en condiciones de implantarlo en el útero de un elefante africano para que continúe su desarrollo y, en cuestión de tiempo, el mamut vuelva a habitar la tundra ártica, su hábitat natural, con un consecuente beneficio para todo el ecosistema.
Además del mamut, Colossal Biosciences trabaja en la recuperación del dodo, un ave no voladora y de gran tamaño que fue endémica de la isla Mauricio y que se extinguió con la llegada del hombre durante el siglo XVII, además de realizar investigaciones con el tigre de Tasmania, extinto a principios del siglo XX.
Dudas sobre el resultado
Las aspiraciones de la compañía van en contra de un estudio científico reciente, que sugiere la imposibilidad de revertir la extinción de una especie animal, puesto que cualquiera de los animales extintos revividos, no serían genéticamente iguales a la especie original y de hecho podrían presentar diferencias sustanciales.
Esto se debe a que la técnica de rellenar huecos genéticos con el código genético de otra especie, más allá de las proximidades entre ambas, podría generar un impacto significativo en el animal resultante, además de las diferencias en el comportamiento social y la relación con el ecosistema que la especie híbrida deberá afrontar con viabilidad incierta.