Venenos que curan

Dentro de la medicina, la biomedicina se encarga de hallar aquellas sustancias tóxicas, generadas en el mundo animal, que puedan remediar diversas enfermedades.

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Víboras para combatir el alzhéimer: el veneno de la víbora de Russell (Daboia russellii), contiene una poderosa molécula que es capaz de fragmentar la proteína beta-amiloide, responsable del alzhéimer.

Arañas para combatir la distrofia muscular: el veneno de la araña pollito (Grammostola rosea), posee una proteína que evita el deterioro de las células musculares. Si bien no cura la distrofia, logra frenar la degeneración muscular.

Anémonas para combatir la obesidad: el veneno de la anémona sol (Stichodactyla helianthus), posee una toxina que logra afectar el sistema inmunológico para regular el ritmo metabólico, activando la grasa buena.

Caracoles marinos para combatir los dolores: el caracol cono genera un tipo de toxina que modifica la transmisión de señales entre neuronas, selectivamente, lo que permitiría bloquear el dolor cien veces más poderosamente que la morfina y sin generar adicción.

El monstruo de Gila para combatir la diabetes: este lagarto posee un veneno en la saliva que permite tratar la diabetes, haciendo que el páncreas genere insulina y que el estómago se vacíe lentamente, de modo que pueda ser absorbida la mayor cantidad de glucosa.

Ranas para combatir el cáncer: la rana mono de vientre pintado (Phyllomedusa sauvagii), secreta proteínas que afectan el crecimiento de los vasos sanguíneos, interrumpiendo la llegada de sangre a los tumores.

Serpientes para combatir la hipertensión: el veneno de la yararaca (Bothrops jararaca) posee un tóxico capaz de bajar la presión arterial, del cual deriva un medicamento que hoy es recetado a lo largo y ancho del mundo para tratar la hipertensión.

Fuente: Muy Interesante