Una antigua batería de Edison podría revolucionar el mundo
A principios del siglo XX, el inventor Thomas Edison logró crear un automóvil capaz de desplazarse al doble de la velocidad que los vehículos comunes, mediante la utilización de una herramienta revolucionaria: la batería de níquel-hierro. El genio estadounidense confirmó que poseía una poderosa resistencia y podía cargarse dos veces más rápido que las de plomo y ácido.
Un diamante en bruto
Sin embargo, las baterías utilizadas por Edison tenían algunos problemas: eran grandes, costosas y, cuando se cargaban, liberaba hidrógeno, generando preocupación en aquella época, ya que resultaba peligroso. Increíblemente, un siglo más tarde, los ingenieros se dieron cuenta que la batería de níquel-hierro, en realidad, podría ser concebida como un diamante en bruto.
En 2010, expertos de la Universidad Tecnológica de Delft en los Países Bajos descubrieron un uso de la batería de níquel-hierro basada en el hidrógeno producido. Mientras la batería se recarga, aparece una reacción química que libera hidrógeno y oxígeno, que se asemeja a la utilizada para liberar hidrógeno del agua, conocida como electrólisis. Este tipo de reacción, que logra dividir el agua, corresponde a una forma en que se produce hidrógeno para su utilización como combustible y otro completamente limpio, siempre que la energía utilizada para impulsar la reacción sea de una fuente renovable.
Según el líder del equipo de investigación de la Universidad de Delft, Fokko Mulder, seguirán estudiando este descubrimiento, llamado “battolyser”, para determinar si dicho proceso es capaz de almacenar grandes cantidades de energía y, cuando las baterías están llenas, la producción de combustible limpio, lo que ayudaría a resolver dos desafíos para la energía renovable.
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Fuente: bbc.com (Allison Hirschlag)
Imágenes: Shutterstock