Un ADN confirma la identidad del zar Nicolás II a 100 años de su muerte
La fecha no podría ser más icónica. Exactamente 100 años después de la muerte del zar Nicolás II, autoridades rusas confirmaron la autenticidad de los restos que fueron hallados junto a los de su familia. Según había trascendido, los cuerpos habían sido enterrados en San Petersburgo, la antigua capital imperial, en una ceremonia en 1998.
Era el 17 de julio de 1918, a unos 1.300 kilómetros de Moscú, cuando los Romanov fueron atacados y nunca más volvieron a ver la luz del sol. La familia entera fue fusilada, cargada en un camión y arrojada a una fosa abandonada en el medio del bosque. Los cuerpos habían sido mutilados y quemados. Los restos permanecieron ocultos en tumbas sin nombre, hasta que en 1991, nueve esqueletos fueron exhumados en Siberia y en 2007 se encontraron dos cadáveres más.
Pasaron 100 años hasta que se pudo conocer la verdad. Tras la realización de un análisis genético a los restos que habían sido exhumados, se confirmó que los huesos pertenecen a la familia del zar. Siete, de los 11 restos hallados, han sido identificados como los de Nicolás II, su mujer, sus cuatro hijas y un hijo.
La investigación sobre la pertenencia de los cuerpos encontrados había sido retomada en 2015 en Moscú, impulsadas por la Iglesia ortodoxa. Los huesos hallados en 2007 en un bosque de abedules, en el distrito federal del Ural, fueron identificados por los forenses como el heredero del trono Alexéi y su hermana María.
A raíz de los acontecimientos, el patriarca ortodoxo Cirilo encabezó una procesión que reunió a casi 100.000 personas en Ekaterimburgo para conmemorar el centenario de la ejecución del último zar y su familia.
Fuente: Clarín
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