Los días duraban 19 horas, pero el movimiento de la Luna los prolongó
Un nuevo estudio basado en la cicloestratigrafía revela que durante mil millones de años, los días en la Tierra duraron solamente 19 horas. Este método geológico utiliza capas sedimentarias rítmicas para detectar ciclos astronómicos "Milankovitch" que reflejan cómo los cambios en la órbita y la rotación terrestre impactan en el clima.
La cercanía de la Luna
Debido a la mayor cercanía de la Luna, la duración del día en la Tierra era más corta. Según Ross Mitchell, geofísico del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia de Ciencias de China, y autor principal de un estudio publicado en Nature Geoscience, la Luna ha absorbido gradualmente la energía de rotación de la Tierra, lo que ha impulsado su órbita a una mayor distancia de nuestro planeta.
“La mayoría de los modelos de la rotación de la Tierra predicen que la duración del día era cada vez más corta retrocediendo en el tiempo”, explicó Uwe Kirscher, coautor del estudio. Los dos ciclos de Milankovitch, la precesión y la oblicuidad, están relacionados con el bamboleo y la inclinación del eje de rotación de la Tierra en el espacio. Por lo tanto, la rotación más rápida de la Tierra primitiva se puede detectar en ciclos más cortos de precesión y oblicuidad en el pasado”, detalló el experto.
Existe una teoría no probada de que en el pasado lejano de la Tierra, la duración del día pudo haberse mantenido constante. Además de las mareas oceánicas asociadas a la atracción lunar, también se presentan mareas solares debido al calentamiento atmosférico durante el día.
Las mareas atmosféricas solares no poseen la misma fuerza que las mareas oceánicas lunares, aunque esto no siempre fue así. En el pasado, cuando la Tierra giraba más rápidamente, la influencia gravitacional de la Luna era considerablemente más débil. A diferencia de la atracción lunar, las mareas solares ejercen una presión hacia la Tierra. Por lo tanto, mientras la Luna desacelera la rotación terrestre, el Sol la acelera.
“Debido a esto, si en el pasado estas dos fuerzas opuestas hubieran sido iguales entre sí, tal resonancia de marea habría causado que la duración del día de la Tierra dejara de cambiar y se mantuviera constante durante algún tiempo”, concluyó Kirscher.