Inteligencia artificial religiosa: aprendió a rezar, crear sus propias plegarias y entonarlas

Un robot que reza, impulsado por una inteligencia artificial, recorre los museos del mundo para sorprender con su increíble capacidad de entonar plegarias aprendidas o improvisadas para la ocasión.

Así es The Prayer, un proyecto tecnológico que conjuga arte y religión para lograr obras de arte únicas, a tal punto que se codean con Kandinsky, Frida Kahlo o Duchamp en el Centro Pompidou de París.

Una obra que va más allá de la religión

Diemut Strebe, la mente detrás del proyecto, explicó que este robot minimalista (está motorizado por una nariz y una boca de silicona mecanizadas) está basado en una inteligencia artificial entrenada con textos y plegarias religiosas.

Más allá de sus capacidades religiosas, el proyecto no pretende incursionar en terrenos espirituales, sino poner en evidencia el avance de la tecnología sobre aspectos hasta hace poco tiempo exclusivamente humanos, como la poesía o la pintura.

Así funciona The Prayer

Según explica el sitio oficial del proyecto, The Prayer es una “configuración experimental para explorar las posibilidades de una aproximación a las entidades celestiales mediante la realización de una cadena potencialmente interminable de rutinas religiosas e intentos devocionales de comunicación a través de un software de aprendizaje automático”.

Técnicamente, Strebe se rodeó de un equipo de expertos en inteligencia artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts para instruir al algoritmo con un entrenamiento basado en textos religiosos de todo el planeta, lo que permitió que The Prayer genere sus propias plegarias y las entone con la voz de mujer que tomó del asistente virtual de Amazon.

¿Quién es Diemut Strebe?

Según su propia presentación en Twitter, Diemut Strebe se define a sí misma como una artista italiana-alemana, que vive en Boston, Estados Unidos, y trabaja en un campo situado entre la intersección del arte y la ciencia.

Catalogada en el mundo del arte como una futurista, cobró suma relevancia a raíz de un proyecto en el que, junto a otros científicos, se propuso hacer crecer nuevamente la oreja de van Gogh con tecnología de impresión 3D y ADN de un pariente cercano al pintor.