Inédito: científicos perforaron la Antártida y hallaron animales a 200 metros de profundidad

A pesar de que la extensión de la capa de agua congelada es considerable, este ecosistema sigue siendo uno de los menos conocidos en nuestro planeta.

Abundancia de vida submarina

Luego de finalizar la perforación, los investigadores quedaron asombrados al descubrir una sorprendente abundancia de vida en este entorno oscuro y extremadamente frío. Este hallazgo, detallado en un estudio publicado en la revista científica Current Biology, reveló la presencia de 77 especies a profundidades que oscilan entre 190 y 192 metros bajo la superficie helada.

David Barnes, biólogo marino y autor principal de la investigación, destacó en un artículo del British Antarctic Survey (BAS) que este descubrimiento inesperado resalta la singularidad y especialización de la vida marina en la Antártida. 

Nuevas especies

Se identificaron 77 especies en el ecosistema bajo la plataforma de hielo de la Antártida, compuestas principalmente por briozoos, organismos milenarios de 49 géneros diferentes. Estos briozoos, de forma sésil y que se asemejan a sables o gusanos, suelen encontrarse incrustados en rocas, plantas, conchas u otros sustratos.

Gerhard Kuhn, coautor del estudio y coordinador del proyecto de perforación, señaló que los análisis de muestras indican que estos animales, principalmente briozoos, han existido durante miles de años, con dataciones por carbono que abarcan desde la actualidad hasta 5800 años.

Prosperidad en lo inhóspito

A pesar de las condiciones adversas, los científicos sugieren que ha existido un oasis de vida bajo la plataforma de hielo flotante durante aproximadamente 6 mil años. Aunque estas áreas se sitúan a 3 a 9 kilómetros de las aguas abiertas, donde el acceso a alimentos es más viable, la presencia de algas transportadas desde aguas abiertas hasta las áreas bajo la capa de hielo podría ser crucial para la supervivencia y alimentación de estos animales.

Gerhard Kuhn plantea la interrogante de cómo estos animales prosperan en un entorno donde no pueden sobrevivir plantas ni algas. La teoría del equipo sugiere que la cantidad suficiente de algas transportadas desde aguas abiertas hasta las áreas bajo la capa de hielo permite la alimentación de los animales que allí residen.