El matemático que contó conejos y descubrió la secuencia divina
Leonardo de Pisa, conocido como Fibonacci, demostró en su “Libro de cálculo” cuánto más sencillas resultaban las matemáticas cuando se empleaban números indoarábigos en lugar de los números romanos que se utilizaban en toda la región europea. Aunque los cálculos presentados por el joven eran mucho más fáciles así, aquellos números provenientes de Oriente, en un principio, despertaron una gran desconfianza.
La secuencia de Fibonacci
Sin embargo, el sistema propuesto por Fibonacci comenzó a expandirse por toda Europa tiempo después, y el sistema romano murió lentamente. De esta forma, los números hindú-árabes del 0 a 9, llamados la secuencia de Fibonacci aparecieron cuando se intentaba resolver un problema sobre los hábitos de apareamiento de los conejos.
Enigma de los conejos
Para elaborar su teoría, Leonardo de Pisa imaginó a un granjero que tiene un par de conejos: estos mamíferos llegan a la madurez a los dos meses, y luego dan vida a otro par de conejos cada mes. Analizando el avance biológico y la cantidad de parejas que se van formando a lo largo de los meses, el autor concluyó una de las secuencias más importantes de la historia.
El favorito de la naturaleza
Mediante este novedoso método matemático, se logró determinar que los números Fibonacci no solo lo utilizan los conejos, sino que además son los favoritos de la naturaleza: las flores, los segmentos de una piña, e incluso los caracoles lo utilizan para hacer crecer sus conchas. Así mismo, es la prima matemática del número áureo, una cifra cercana a 1.61803 y conocida como “secuencia dorada”, que obsesionó a la cultura humana por años.