Al estilo Transformers: crean robots capaces de reconfigurarse a sí mismos

El poder de controlar el magnetismo abrió a la humanidad las puertas de una herramienta vital para el desarrollo de la tecnología moderna, a tal punto que, hoy, sería imposible pensar no solo en la existencia de motores eléctricos y sofisticadas herramientas de análisis por imágenes, sino también en la era digital.

Ahora, científicos del MIT Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory, en Estados Unidos, han llevado la capacidad de controlar los efectos del magnetismo un paso más allá: desarrollaron un nuevo tipo de robot que puede reconfigurarse a sí mismo.

Módulos cúbicos que se ensamblan a sí mismos

Los robots ElectroVoxel son módulos en forma de cubo, con la capacidad de auto-ensamblarse en formas más complejas, es decir, partir desde una unidad funcional para reconfigurarse y conformar cuerpos cada vez más sofisticados.

Cada uno de estos robots, como pequeñas unidades funcionales, poseen bobinas electromagnéticas que recubren sus bordes: así, mediante un transceptor inalámbrico, cada robot impulsa esos electroimanes, lo que permite un funcionamiento sin ataduras.

Se mueven, atraen y repulsan

Los marcos, impresos con tecnología 3D, y la energía que les provee una batería LiPo, permiten a los robots controlar la corriente y polaridad de cada electroimán, de modo tal que pueden adherirse unos a otros.

Además, son capaces de moverse mediante la conexión de estos marcos, como pivotes, de manera que se atraigan, o repelan, invirtiendo la polaridad de la corriente eléctrica para unirse, separarse y desplazarse.

Este método les permite desarrollar movimientos de locomoción y también reconfigurarse en nuevas formas, agrupándose entre ellos con la configuración que consideren más apropiada para la tarea que deban desempeñar.

Por el momento, solo funcionan en gravedad atenuada

Hasta este punto de su desarrollo, la novedosa tecnología de electroimanes solo funciona en estado de micro-gravedad, es decir, un grado de gravedad atenuada, ya que la gravedad terrestre resulta todavía demasiado fuerte como permitir la repulsión electromagnética.

Es por eso que los ingenieros ensayan actualmente con estos robots en un entorno de vuelo parabólico, es decir, volando en un avión que efectúa maniobras periódicas de caída libre para simular un entorno de gravedad atenuada.