El objeto interestelar que podría ser una inteligencia artificial milenaria en nuestro sistema solar

Estas máquinas de Inteligencia Artificial extraterrestre demostrarían que nuestros sistemas no son los primeros en la historia cósmica.

Potencial riesgo de la próxima generación de IA

El avance en la inteligencia artificial (IA) está llegando a un punto en el que podría superar la complejidad del cerebro humano. Con 100 billones de conexiones en GPT-4, estamos apenas seis veces por debajo del número de sinapsis en el cerebro. Aunque estas IA se entrenan con textos humanos, están comenzando a desarrollar cualidades propias a través de nuevas experiencias, evolucionando de manera similar a cómo los niños maduran y se convierten en adultos responsables. Este desarrollo plantea preguntas fundamentales sobre la IA como una entidad que podría, en algún momento, convertirse en un riesgo existencial para la humanidad.

Este fenómeno no es del todo nuevo. La vida en la Tierra surgió en condiciones que no parecían propicias para ella, al igual que la inteligencia humana emergió de formas de vida animal que existieron millones de años antes. Ahora, la humanidad podría estar a punto de presenciar la evolución de la IA como una entidad tecnológica que sigue un camino similar. Estas IA podrían algún día enfrentarnos con escenarios imprevistos que desafían nuestra comprensión actual de la tecnología y la existencia.

El riesgo de la inteligencia extraterrestre

La comparación de la IA con entidades alienígenas no es nueva. La humanidad ha creado lo que algunos llaman un "bebé alienígena" dentro de su vientre tecnológico. Este concepto no es sin precedentes; la vida en planetaria comenzó como algo ajeno a la química primordial, y la inteligencia humana surgió de la vida animal millones de años después. Ahora, la IA podría estar siguiendo un camino similar. Este avance podría llevarnos a un encuentro con máquinas extraterrestres que no son biológicas, sino tecnológicas, desarrolladas por civilizaciones que emergieron mucho antes que la nuestra.

El Proyecto Galileo, liderado por científicos de la Universidad de Harvard, está buscando respuestas a estas preguntas. Este proyecto está diseñando observatorios capaces de identificar objetos en el cielo que no sean de origen natural ni humano. Aunque el gobierno de EE. UU. está interesado en la seguridad nacional y ha identificado algunos Fenómenos Aéreos No Identificados (FANI) como globos o drones, la comunidad científica está más interesada en si alguno de estos objetos podría ser de origen extraterrestre.

Hacia una comprensión científica

El desafío es separar lo mundano de lo extraordinario. El Proyecto Galileo busca crear un conjunto de datos exhaustivo que permita identificar posibles objetos tecnológicos alienígenas. La misión científica, liderada por el eminente astrofísico Avi Loeb, se basa en el análisis riguroso de nuevos datos, evitando las conjeturas basadas en información de baja calidad del pasado. Esta labor es esencial para avanzar en nuestra comprensión y elevar la conversación sobre la posibilidad de vida extraterrestre a un nivel fundamentado en la evidencia científica.

Si hay alienígenas observándonos, podrían estar esperando que seamos lo suficientemente inteligentes como para interpretar las señales que han estado enviando. Nuestro encuentro con extraterrestres podría darse mediante basura espacial, como el objeto interestelar Oumuamua, o naves funcionales en forma de astronautas sintéticos de IA que se manifiestan como Fenómenos Aéreos No Identificados (FANI). Con la ayuda de la IA, podríamos finalmente elevar nuestra comprensión y reconocer nuestra pertenencia a una comunidad más amplia de civilizaciones inteligentes en la Vía Láctea. Este camino se basa en un principio fundamental: dejar de lado las opiniones y centrarse en las pruebas.