El gobierno del presidente Argentino Fernando De la Rúa anuncia un severo plan de ajuste como resultado del agravamiento de la situación financiera que atraviesa el país. El 2 de diciembre de 2001 se restringe el acceso a los fondos particulares y es entonces que comienzan una serie de espontáneas y ruidosas protestas o cacerolazos. Líderes de la oposición aprovechan la coyuntura para estimular saqueos en la periferia de las mayores ciudades a partir del 9 de diciembre. La situación se agrava ante la intervención de la policía uniformada y de civil, que abre fuego contra los manifestantes en Buenos Aires, Córdoba y Rosario. La declaración del Estado de Sitio el 19 de diciembre a la noche es desafiada con nuevas marchas de la población hacia la Plaza de Mayo al día siguiente. Pese a su promesa de no renunciar, De la Rúa deja su cargo en la tarde del 20 de diciembre a un gobierno de transición dominado por el peronismo. La represión provoca 39 muertos y un centenar de heridos.