En 1904, los británicos enviaron un fuerte contingente militar y ocuparon Lhasa (Asia Central), forzando en esta forma la apertura de la frontera entre la India y el Tíbet (China). En 1906, los británicos firmaron un tratado en el que se adueñaron del territorio tibetano. En 1907 se firmó un nuevo tratado entre Gran Bretaña, China y Rusia, donde se le daba al país asiático la soberanía sobre el Tíbet. En 1910, el poder central Qing ejerció, por primera vez, el gobierno directo sobre ese territorio. Sin embargo, en 1911, el estallido de la guerra civil en China obligó a las tropas de este país, estacionadas en el Tíbet, a regresar a aquel país, oportunidad que aprovechó el Dalai Lama para reestablecer su control sobre la región. Finalmente el 11 de enero de 1913, se firmó un acuerdo reconociendo la mutua independencia de los espacios que habían sido tomados por los británicos.