Un día como hoy en el año 1859, una tormenta geomagnética explotó sobre el Polo Norte, y causó que la Aurora Boreal brillara tan fuerte que se pudo ver claramente en algunas partes de Estados Unidos, Europa y hasta Japón. El evento produjo una erupción solar masiva con una energía de 10 mil millones de bombas atómicas; la más grande en golpear el planeta que se haya registrado. La Aurora era tan brillante sobre Colorado que los mineros de oro de las montañas Rocallosas pensaron que era de mañana y comenzaron a trabajar en el medio de la noche. Las personas en el noreste de EE.UU. informaron haber leído el periódico a la luz brillante de la aurora. Sin embargo, el evento provocó caos en el sistema de telégrafo en Europa y Norteamérica. La atmósfera altamente magnetizada provocó que los operadores de telégrafo no pudieran transmitir ni recibir mensajes; aunque algunos operadores más inteligentes se dieron cuenta que podían desconectar las baterías y aún así transmitir mensajes a Portland, Maine, usando solamente la energía auroral. La tormenta duró hasta el 2 de septiembre. Las muestras del núcleo glacial determinaron que fue dos veces más grande que cualquier otra tormenta solar en los últimos 500 años.