El emperador mexicano Agustín de Iturbide invita a la Federación Centroamericana, formada por Honduras, Guatemala, El Salvador y Costa Rica, a unirse al imperio que encabeza. Para forzar una respuesta positiva, envía un ejército que ocupa la región. Los grupos contrarios a la anexión se manifiestan en varias ciudades centroamericanas, pero su poder es limitado y las tropas mexicanas atemorizan a muchos dirigentes. El Congreso centroamericano aprueba por mayoría la anexión y Centroamérica permanece unida a México hasta agosto de 1823, cuando una revolución liberal derroca a Iturbide y da fin a su sueño imperial.