El 5 de Enero de 1919, en Múnich, Alemania, Anton Drexler, un joven trabajador ferroviario, fundó el Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemán), un movimiento político que sentaría las bases para el futuro Partido Nazi.
Nacido en 1884, Anton Drexler aprendió de pequeño el oficio de mecánico y aunque anhelaba colaborar con el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial, fue rechazado por problemas de salud.
Fue durante el transcurso de la contienda, que Drexler desarrolló un exacerbado sentimiento nacionalista, algo que rubricó con su afiliación al partido ultraderechista Deutsche Vaterlandspartei (Partido Patriota Alemán), anticapitalista, anticomunista y antisemita.
Tras su ingreso en los ferrocarriles alemanes, en 1918, comenzó a hacer política entre los trabajadores y no demoró mucho en fundar su propia organización, el Comité de Trabajadores Libres para una Buena Paz.
En la medida en que Drexler se hizo popular, comenzó a relacionarse con el periodista Karl Herrer, junto a quien terminaría fundando el Partido Obrero Alemán, movimiento que convocó a los trabajadores alemanes.
El 12 de septiembre de 1919, durante una reunión del partido en la cervecería Sterneckerbräu, en Múnich, un desapercibido espía del ejército acaparó la atención de Drexler y toda la audiencia con una oratoria carismática: se trataba de un joven Adolf Hitler.
Con la invitación formal a unirse al partido, Hitler olvidó su rol de espía y se afilió con el carnet número 55, cifra que le pareció sumamente modesta y a raíz de la cual sugirió comenzar a numerar a los afiliados a partir del número 500.
Hitler escaló en las filas del Partido Obrero Alemán, hasta que el 24 de febrero de 1920, en un mitin en la sala Hofbräuhaus de Múnich, Hitler proclamó la refundación del partido como el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán: el Partido Nazi había nacido.