Los códigos ocultos de Notre Dame y la Piedra Filosofal
Hacia el año 1926, en Francia, salía a la luz acaso uno de los libros más enigmático de todos los tiempos: El misterio de las catedrales, de un autor anónimo que firmó con el pseudónimo de Fulcanelli. Se trató de una modesta edición de 300 ejemplares, suntuosamente ilustrados por el pintor Jean Champagne. El prólogo estaba firmado por un joven llamado Eugène Canseliet, que se autodenominaba discípulo del autor.
Si bien la primera edición no tuvo mucha repercusión, las ventas se dispararon fenomenalmente con una segunda y tercera impresión, en el contexto de una sociedad parisina de entreguerras, cuando se forjó un movimiento de apasionados por el ocultismo y la alquimia. El libro, que aborda el tema de las catedrales góticas desde estas perspectivas, fue entonces un verdadero éxito comercial.
Para Fulcanelli, las catedrales en general, y especialmente Notre Dame, reunían todos los conocimientos de alquimia medieval. Aunque de manera cifrada, los principios de la sabiduría hermética se exponían a la vista de todos, a través de simbologías inescrutables para el público no iniciado en estas artes. Por ejemplo, el autor señala un vínculo entre los siete medallones de la Virgen, en la fachada de Nôtre Dâme, con los siete metales del proceso alquímico para obtener oro.
Fulcanelli enseña así a leer el arte gótico de las fachadas de Notre Dame, empleando la abundante simbología de la alquimia. A tal punto es así, que obliga a preguntarse cuánto del saber hermético conocían los maestros constructores y de dónde lo obtuvieron. Desde el laberinto que transitaban los monjes de la catedral, hasta los vitrales que transmutan las propiedades de la luz solar, todo en Notre Dame forma parte de un códice alquimista, según el autor anónimo.
Con todo, al día de hoy, el mayor de los misterios ronda a la figura de Fulcanelli, de origen desconocido y misteriosa desaparición. En Sevilla, España, muchos de sus discípulos aseguraron haberlo visto hacia la década de 1950, luciendo un aspecto mucho más joven del que correspondía con su edad avanzada, evidencia para muchos de que había comprobado en carne propia los efectos del elixir de la vida.
Fuente: abc.com
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