La bomba atómica perdida
En 1961 un accidente aéreo casi convierte al estado de Carolina del Norte, EE.UU., en cenizas. Un avión militar norteamericano que transportaba dos bombas atómicas Mark 39, 261 veces más potentes que la lanzada en Hiroshima, se estrelló en un campo de tabaco en las afueras del pueblo de Goldsboro.
Milagrosamente una de las bombas fue interceptada por un árbol sin llegar a tocar tierra y la otra experimentó un fallo en uno de los cuatro circuitos de detonación. De haber explotado, la repercusión del estallido hubiese llegado incluso a la ciudad de Nueva York.
El incidente fue mantenido en riguroso secreto hasta que en 2013 se desclasificaron sus archivos.
Aunque el azar impidió que ocurriera una desgracia, las implicaciones del evento aún revisten cierto peligro para la seguridad estadounidense: uno de los cuatro componentes de una de las bombas cayó en una ciénaga y al día de hoy sigue desaparecido.
La zona en la que yace la pieza, que contiene plutonio, no está delimitada de ningún modo e incluso se cosechan los campos aledaños.
Fuente: Playground Mag