Increíbles armas secretas que pulverizaron a los submarinos nazis
Más allá de su poderosa infantería y su legendaria fuerza aérea, durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes eran temidos por su poderío marítimo. Los submarinos de Hitler acechaban en las aguas, listos para hundir embarcaciones aliadas y acabar con el suministro de armas y alimentos, lo que preocupaba sobremanera a los mandatarios como Winston Churchill. Por eso, idearon una serie de armas para combatir a los nazis en el fondo del mar.
Las cargas de profundidad eran armas formadas por un cilindro metálico lleno de explosivos (entre 150 y los 300 kilogramos), primero de TNT y posteriormente de Torpex. Se arrojaban desde un buque o un avión hacia el fondo del mar. No hacía falta que hiciera contacto con el submarino, en un radio de diez metros podía dañar lo suficiente al submarino como para obligarlo a salir a la superficie.
Las cargas de profundidad no eran completamente efectivas y, para 1943, el mar seguía siendo dominado por los alemanes. Todo cambió con el surgimiento del "Erizo", un pequeño lanzacohetes que, desde la proa de cualquier buque de guerra, disparaba 24 morteros de espiga, cubriendo una amplia superficie de varios metros en forma elíptica o circular, de manera que para los submarinos era casi imposible escapar; además, tenía tanto poder explosivo que era casi una sentencia de muerte para los nazis.
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Fuente: abc.es
Imágenes: abc.es